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Radiografía de Almeida: los puntos fuertes y débiles del "alcalde de España"

Lanzado por su papel en la pandemia y aupado por la debacle naranja, el alcalde ha puesto el acento en los logros de su mandato

Puntos fuertes y débiles de José Luís Martínez-Almeida
Puntos fuertes y débiles de José Luís Martínez-AlmeidaTania NietoLA RAZÓN

Los sondeos lo tienen claro: Madrid repetirá alcalde durante cuatro años más. Así, mientras el verdadero juego es quién plantará cara desde la oposición, los expertos coinciden en que el PP es muy consciente de que José Luis Martínez-Almeida volverá a encabezar el Ayuntamiento de la capital. Sin embargo, para la directora de Estrategia de la Institución Educativa de Análisis, Liderazgo, Estudios Políticos y Humanismo (ALEPH), en la campaña para el 28-M del actual alcalde hay algo que «no cuadra».

«La campaña de Almeida me parece excesiva para alguien que se sabe ganador, porque las encuestas así lo afirman. Además, con bastante ventaja», dice a LA RAZÓN. «Hemos visto marquesinas desde hace más de dos meses, publicidad en redes… Y todo ello más centrado en él como alcalde que en su candidatura como tal». Esto, señala, puede causar un efecto en la ciudadanía contrario al esperado, ya que «el votante podría percibirlo como que está a pocos puntos de perder la alcaldía, y no es así». Y es que «cuando una campaña es tan excesiva suele ser porque estás muy justo en las encuestas y tienes que hacer ruido». Pero la realidad es que está en cabeza, «a punto, incluso, de ganar más escaños que en 2019, pero la percepción de la ciudadanía es que la alcaldía se está debatiendo».

Sin embargo, parece que nada va a cambiar en Madrid después de las elecciones. «Cuando se nos presenta una cita electoral hay dos opciones. Por un lado, el cambio, y por otro, la continuidad. En Madrid parece que no está instalado un ambiente de cambio, y eso beneficia al PP», explica Ortega. Asimismo, subraya que, el estar en el gobierno siempre permite hacer lo que se llama «campaña permanente», es decir, «no solo llevar a cabo la gestión sino también comunicar acerca de lo que se está haciendo, poco a poco, durante los cuatro años del cargo». Una gestión que, si bien todo indica que cuenta con el beneplácito de los madrileños, ha dejado a Almeida, según Ortega, con «dos grandes frentes abiertos: por un lado, que dijo que iba a quitar Madrid Central y no lo hizo. Por otro, que hay bastante desagrado con la limpieza de la ciudad». Por ello, «uno de los grandes desafíos que va a tener es, precisamente, esquivar las balas que le lancen sobre estos dos temas».

«Cuando estás en el cargo y lo que tienes que hacer es mantenerlo, juegas con la ventaja de que te conocen, pero esto, a su vez, puede ser una debilidad, precisamente porque puedes haber desencantado a los votantes», continúa. Sin embargo, Ortega defiende que una cosa es la campaña y otra muy distinta ejercer el cargo. «Siempre se dice que la campaña se hace en verso y luego se gobierna en prosa, y los ciudadanos tenemos la memoria muy corta. A veces votamos por promesas que, en realidad, no se pueden hacer realidad o, al menos, no como quisiéramos», dice. Por ejemplo, con el asunto sobre Madrid Central y las Zonas de Bajas Emisiones, Ortega indica que «detrás hay normativas a nivel europeo en las que la decisión no depende únicamente de la ciudad. Cuando llega al gobierno el candidato se da cuenta de que hay otros puntos, ya sea supranacionales o a nivel de encrucijada de gobernabilidad que, cuando estaban en campaña, sobre todo si va a ser su primera vez en el cargo –como lo fue en 2019– no se veían». Por ello, «no se trata de excusar que esto se haga, pero sí que ocurre que no se sepa por completo los pormenores que, una vez en el gobierno, pueden hacer que las propuestas no salgan adelante».

Por su parte, el politólogo Eduardo Bayón incide en que «en unas elecciones municipales ser el actual alcalde te da a priori una ventaja bastante importante», ya que, para empezar, «la población te conoce por la proyección pública que tiene el propio cargo». Por eso, gran parte del discurso político de Almeida está construido «sobre el valor de la gestión que ha hecho estos cuatro años». De hecho, para Bayón se trata de un perfil político «que en su momento salió muy reforzado de la gestión de la pandemia, más que en el fondo, en formas, presentándose como un perfil mucho más transversal de lo que parece ahora mismo». Así, si bien «eso se ha ido debilitando un poco con el paso del tiempo, sigue siendo ese rival a batir por el resto de candidatos». Además, Bayón subraya que en esta ocasión «se va a beneficiar de la desaparición de Ciudadanos, ya que este partido, independientemente de que consigan entrar en el Ayuntamiento o no, va a tener un peso mucho menor». De esta manera, con un socio de gobierno debilitado que «va a mejorar su resultado electoral», el principal desafío al que se enfrenta el actual alcalde es el de «que su electorado no se desmovilice porque el triunfo pueda parecer evidente».

Por otro lado, Bayón apunta que, en este sentido, «será interesante comprobar si hay una diferencia de voto a nivel autonómico y municipal», ante lo cual Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas, recuerda que según los datos, se va a convertir en el líder más votado, «algo que no ocurrió en las pasadas elecciones», pero que lo hará teniendo «una valoración de 5,3 para los votantes, lo cual demuestra que no cuenta con el nivel de apoyo de Díaz Ayuso, que tiene una penetración muy superior entre el electorado». «Pero es una nota que no está mal», matiza. Sin embargo, a Simón le resulta reseñable el hecho de cómo se ve a Almeida desde el votante afín a Vox en el Ayuntamiento, ya que estos le dan «un 8,2 a Ayuso, mientras que solo valoran al alcalde con un 6,2». «Esto ya me está diciendo una cosa: que la capacidad de penetración que tiene Almeida en el votante de Vox es mucho menor que el que tiene Díaz Ayuso en la comunidad ante el mismo electorado, pero esta diferencia no es tan evidente entre los votantes del PP, ya que a la presidenta la valoran con un 8,6, mientras que a Almeida le otorgan un 8,1».