Medio Ambiente

Tetralema

Ramón Tamames
Ramón TamamesGonzalo PerezLa Razón

La pasada semana nos referíamos al Pandemónium en que estamos: una complejidad de problemas de todas clases. Y pensándolo tranquilamente, podríamos situar ese repertorio de complicaciones globales en un espacio concreto, que es el Antropoceno (neologismo de Paul Crutzen): el nuevo estado/periodo geológico hominizado de la Tierra.

Así las cosas, inevitablemente se presenta la «Hipótesis Gaia» de James Lovelock. Como si el mundo en que vivimos tuviera un «deus ex machina», que actúa de forma permanente en defensa de sus constantes perdurables; sin que aún se sepa la verdadera naturaleza de esa diosa imaginada. Al final, los humanos y las demás especies, vivimos en Gaia, en el Antropoceno, en medio del Pandemónium, y sin darnos cuenta vamos a bordo del «Navío Espacial Tierra» (NET, Boulding dixit); en su viaje inacabable a través del universo, en una trayectoria que podría quebrarse por la necedad del propio pasaje del NET.

Tenemos, pues, que mitigar el pandemónium en Gaia, suavizar el Antropoceno, para seguir en el viaje del NET, conservando las pautas originarias de respeto a lo que es la creación evolutiva. Por eso mismo, a la postre, hemos de volver al concepto Armonía, de paz perpetua entre los humanos, la vieja aspiración de Kant (1795).

Todos los elementos citados son la base de un auténtico tetralema: un dilema doble que se plantea por las conflictivas relaciones que se dan entre las cuatro configuraciones mentadas. Afortunadamente, la Noosfera, la envoltura que cada vez rodea más el mundo, con internet, y mañana con los ordenadores cuánticos, proporcionará ideas para que el tetralema se resuelva un día. En lo que sería la reconquista del paraíso, que no podemos perder, para seguir nuestro indefinido viaje en el NET… Amén.

NOTA: Dedicado esta columna de hoy al gran Oli, en la Ciudad del Lago Salado. castecien@bitmailer.net