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Medio Ambiente

Virus in memoriam

Ramón Tamames
Ramón TamamesGonzalo PerezLa Razón

Cuando la pandemia sigue rugiendo, con contagios, rebrotes colectivos y focos de importación, en medio de un verano que se presenta como el más cálido seguramente del siglo (una vez más, por el cambio climático), no puedo por menos de rememorar a algunos amigos que se fueron. Dejando su huella inolvidable.

Quedó en el camino, Rafael Ceballos, un Ingeniero de Montes formidable, que sabía interpretar cualquier clase de bosque. Y que cuidaba como nadie el arboreto de su creación, en el monte de Abantos, en plena Sierra de Guadarrama.

La memoria nos trae también a Carlos Falcó, Marqués de Griñón, Ingeniero Agrónomo, que dedicó lo mejor de su vida a mejorar nuestros viñedos, con sus vinos de pago en pos de la excelencia. Alfonso Cortina, Ingeniero Industrial y gran empresario, puso a Repsol en la órbita mundial con la adquisición de la YPF argentina. Y en la mitad del camino de su vida, como decía el Dante, creó en los Montes Oretanos la más avanzada bodega de España, el Pago de Vallegarcía, con la más exquisita uva blanca, la viognier.

Quiero mencionar también a Lucía Bosé, que desde su museo señorial de Turégano (Segovia), intentó reconstruir el mundo de los ángeles. Tras una vida en que conoció los campos de España como nadie; de la mano «del Torero», como decía ella, Luis Miguel, el más inteligente del planeta de los toros.

Y por último, citaré a mi gran amigo de juventud Enrique Múgica, uno de los impulsores de la Rebelión Estudiantil de 1956. En la que propusimos la reconciliación nacional y la democracia, en un Manifiesto dirigido al propio gobierno de la Nación. En el que entonces mandaba Franco, con las consecuencias esperables… Que mis recuerdos de los cinco amigos que se fueron por el virus formen una luminaria en la que muchos puedan seguir inspirándose.