Medio Ambiente

El ecologismo se impone con fuerza en Europa

La apabullante victoria de los «verdes» en las municipales francesas está forzando al presidente galo a asumir como propias las tesis ecologistas. Y no es el único país que se está tiñendo de este color. Irlanda, Bélgica, Suecia y así hasta seis estados gobiernan en coalición con estos partidos. A la crisis de credibilidad de las viejas marcas de la política se une el voto de una nueva generación que lucha por compromisos más agresivos en materia climática

En el sur de Europa, los verdes no tienen tanto peso político todavía. En España, por ejemplo, solo cuentan con un diputado en el Parlamento.
En el sur de Europa, los verdes no tienen tanto peso político todavía. En España, por ejemplo, solo cuentan con un diputado en el Parlamento.La Razón

Lo que ha sucedido el pasado fin de semana en las municipales de Francia coloca a los ecologistas como la principal fuerza política de izquierdas del país. El partido Europa Ecología-Los Verdes se ha agenciado de varios ayuntamientos, entre ellos Lyon, Grenoble, Estrasburgo, Besançon, Tour y en alianza co-gobernarán en París y Marsella. Algunos medios resaltan que esto está en consonancia con el triunfo del partido «verde» en las últimas elecciones al Parlamento Europeo de 2019. Ahí sitúan el inicio de la mecha ecologista que triunfa en media Europa. Sólo en el Parlamento, ahora mismo son la cuarta fuerza más representada y cuentan con más de 70 diputados. «Los verdes franceses se convierten tras las municipales en un fuerza permanente con capacidad de gestión. Han conseguido algunas de las alcaldías más importantes y en lugares como Burdeos, por ejemplo, donde la derecha llevaba gobernando 70 años. En París también se han vuelto esenciales para la confirmación en el puesto de la alcaldesa y con un programa marcadamente ecologista. Incluso en Grenoble. Hace seis años, esta fue la primera ciudad en contar con un alcalde ecologista, que ahora vuelve a revalidarse en el cargo. Otra de las lecturas que se puede sacar es el gran protagonismo que cobran las mujeres, que dirigirán ciudades como Estrasburgo, Marsella o Poitiers. Se puede considerar una victoria cultural de las ideas de estos grupos en un momento en el que la ciudadanía reclama más calidad de vida en las ciudades», detalla Florent Marcellesi, coportavoz de Equo.

Ha sido tal la fuerza de irrupción de estas formaciones en las alcaldías que el propio Emmanuel Macron ha hecho suya la bandera ecologista. El miedo a perder cada vez más terreno de aquí a las generales, apuntan algunos analistas, también le empujado a ello. De hecho, el presidente galo recogía este pasado domingo un documento con 150 propuestas medioambientales preparado por la llamada Convención Ciudadana por el clima. Él mismo creó esta asamblea como res

puesta a la crisis de los chalecos amarillos con intención de que articularan en una serie de medidas un objetivo: reducir las emisiones de efecto invernadero francesas un 40% en la próxima década. Entre las propuestas presentadas se incluye bajar el límite máximo de velocidad en carretera a los 110 km/h, la renovación energética de los edificios para 2040, reducir el uso de fitosanitarios en el campo o garantizar una alimentación más vegetal.

Además de en Francia, la ola verde se extiende por todo el Norte y el Oeste del viejo continente. De hecho, «forman parte del gobierno en cinco países, desde Suecia, a Finlandia, pasando por Austria, Bélgica y Luxemburgo. El último en sumarse el gobierno irlandés», explica Monica Frassoni, ex presidenta presidenta del Partido Verde Europeo, a la prensa italiana. «En Bélgica ya es la primera fuerza en los sondeos y en Alemania son la segunda fuerza en las encuestas», detalla Marcellesi.

Atrás quedan los países del Sur. En España, el partido Equo, que se presentó a las pasadas elecciones con Más País, cuenta con una sola diputada, Inés Sabanés. «Hasta ahora los partidos verdes han sido los de nicho, es decir, estaban centrados en una temática pero han tenido poca definición en otros asuntos. Eso ha generado dos realidades. Por un lado, un tipo de partido más centrista, como en Alemania, donde pivotan entre la derecha y la izquierda. Por otro, como sucede en Inglaterra, España o Francia, donde los partidos ecologistas han nacido más alineados con la izquierda. El partido verde británico, por ejemplo, nunca pactaría con los conservadores. El hecho de que hayan sido muy de nicho significa que, históricamente, han sido muy fáciles de fagocitar. Otros partidos más grandes les han comido el terreno en cuanto les han comprado los discursos medioambientales», explica Berta Babet, investigadora del departamento de Ciencia Política y Derecho Público de la Universidad Autónoma de Barcelona.

NUEVOS VOTANTES

Por otro lado, la investigadora dice que «hay que tener en cuenta que este ascenso coincide en países como Francia y Alemania con la crisis de popularidad que viven partidos más tradicionales. Tampoco hay que olvidar a los nuevos votantes. Y es que hay una nueva generación que demanda políticas verdes más agresivas y que ya no les vale con que los viejos actores compren los discursos medioambientales. Hay que espera a ver qué pasa, pero es evidente que pueden condicionar la política a nivel nacional en países como Francia. Dependerá de si se los vuelven a comer los partidos tradicionales y de si ellos son capaces de generar programas más allá de la agenda verde», continúa.

No parece que la presencia política vaya a incidir en las líneas de actuación europea, al menos a nivel económica, ya que el Plan verde (el famoso famoso Green New Deal) se ha convertido desde hace tiempo en la bandera de la Comisión. «La Comisión de Ursula von der Leyen tiene dos ejes centrales: la digitalización y la descarbonización. Su Plan Verde se articula en 47 medidas, «entre ellas hay algunas aprobadas como la Estrategia de Biodiversidad o de La Granja a la mesa (se hicieron públicas durante el confinamiento) y otras que se están discutiendo ahora mismo como la Ley Climática Europea o el mecanismo de ajuste en frontera, es decir, un impuesto de carbono para los productos importados y del que no se conocerán los impactos hasta 2021», explica Lara Lázaro, investigadora principal de Cambio Climático del Real Instituto Elcano.

RECUPERACIÓN VERDE

El organismo acaba de sacar una publicación titulada «Las cifras del Plan de recuperación para Europa», en el que analiza lo que se está gestando para la economía de la eurozona tras la pandemia. La Comisión Europea presentó el pasado 27 de mayo su Plan que queda pendiente de discusión y aprobación por el Consejo Europeo. «En resumidas cuentas, supondrá un total de 750.000 millones de euros repartidos en 433.000 millones en transferencias, 250.000 millones en préstamos y 67.000 millones en provisión para garantías. Sólo durante cuatro años, entre 2021 y 2024. Esta cantidad se agrupa en diferentes bloques, aunque el más grande, de unos 684.000 millones de euros, se centraría en gastos para la recuperación económica y resiliencia de las economías y en la transición hacia una economía verde y digital. Dicho Plan se suma a un Marco Financiero Plurianual (2021-2027) de 1,1 billones de euros», dice el texto.

«Una de las preguntas que nos hacemos es si, por ejemplo, los rescates a ciertos sectores, como el de la aviación, estarán condicionados a compromisos para la descarbonización. La vieja normalidad no era sostenible. No se puede volver a ciertas políticas. Es el momento de orientar los fondos y las inversiones a la recuperación verde para transformar el tejido en un plazo de 10 a 20 años», opinan en Equo.