Eurorecursos (I)

Hablamos mucho de economía verde en relación con la tierra y los alimentos; y de economía circular, para el mejor aprovechamiento de las fases sucesivas de cualquier proceso de elaboración, con materiales recuperados. Pero también tenemos que ocuparnos de temas como transparencia y solvencia, para invertir mejor.

Lo anterior viene a colación por cómo van a distribuirse una serie de aportes europeos, que llegarán a España fundamentalmente a través del Fondo Europeo de Recuperación. El Real Decreto Ley 36/2020 establece para eso un sistema altamente burocrático, a fin de resolver los «proyectos estratégicos de reconstrucción económica» (PERTEs): las grandes inversiones que van a realizarse con los 170.000 millones que corresponden a España, casi mitad/mitad, en subsidios y créditos.

En ese sentido, además de velar por una economía digital cada vez más extendida, y de favorecer la introducción creciente de la inteli-gencia artificial, hay que asegurar la imparcialidad al otorgar tales recursos a empresas y entidades. A base de transparencia y de búsqueda, siempre, de rentabilidad económica y social, alta productividad y competitividad internacional. Nos jugamos mucho en ese proceso de selección y de redistribución y, por ello, en un documento – «Informe Tamames», le llaman, de pronta publicación—, se propone la creación de una «Alta Autoridad» que seleccione los PERTEs más adecuados, y monitorice su efectiva realización en las mejores condiciones.

No podemos caer más en el clientelismo, las corruptelas y las falsas previsiones, que luego se revelan como expedientes de poca utilidad y altísimo coste. Estamos ante una ocasión única, no sólo de salir de la maléfica pan-demia, sino también de realizar ajustes estructurales que en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que se presentará en abril a la UE. Es necesario completar los cambios tecnológicos con una serie de reformas estructurales, mucho tiempo demoradas. Las veremos aquí mismo la próxima semana. castecien@bitmailer.