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Medio Ambiente
Ángeles Parra, presidenta de la asociación Vida Sana y directora de Biocultura: «El cambio hay que hacerlo convencidos y con alegría»
Fiel a su cita anual, desde hace 37 años y solo interrumpida hace dos por la fuerza mayor que impuso la pandemia, la feria Biocultura Madrid ha vuelto a reunir a profesionales de la cada vez más amplia variedad de productos ecológicos y sostenibles, con su cada vez más diversa base de consumidores. Si algo muestra la continuidad de esta feria es que el sector evoluciona y se ensancha. Por la parte de la oferta y también de la demanda.
¿De qué manera ha evolucionado la producción ecológica en estos 37 años?
Cuando comenzamos era un total desconocido. Con el paso del tiempo, además de ser más conocido y crecer, la feria ha sido también un motor para el sector, que es muy importante en España, y un escaparate para las empresas que se dedican a la producción ecológica, de alimentos, de moda, de cosmética, etc., que encuentran el momento del año para presentar sus nuevos productos y el trabajo que están desempeñando.
Como feria destinada al público directamente, ¿notáis que se ha ensanchado el espectro de los consumidores que demandan productos ecológicos?
Seguro. El perfil del consumidor ecológico ha cambiado de forma radical. Durante bastantes años el visitante de la feria, era mujer, de 45 años para arriba que quiere cuidarse. Ahora los principales consumidores de productos ecologicos son los que se denominan millennials, personas de treinta a cuarenta años, que empiezan a tener familia, muy concienciados no solo en los temas de salud, también ambientales, y que quieren darle a sus hijos lo mejor y educarlos en esta conciencia de sostenibilidad. Es muy esperanzador, porque quiere decir que el consumo ecológico no solo es bueno para el presente, también es la solución para el futuro. Así que creo que incluso podríamos decir que Biocultura es un barómetro de cómo está la concienciación de la sociedad.
¿También se ha ampliado la variedad de productos?
La cosmética ecológica y la moda sostenible están creciendo mucho. Aunque empezaron bastante después que la alimentación, su presencia es cada año mayor. Influye mucho que en los dos casos las certificaciones han aumentado mucho. Y es una garantía para los consumidores, que pueden verificar verificar que hay un control sobre todo el proceso de producción y fabricación de esos productos.
¿Entonces, hay más auto exigencia entre los productores?
Sin duda. Cuando un sector es pequeño, puede bastar con la confianza, porque incluso se les conoce directamente. En el caso de la cosmética, en el momento en que empieza a aumentar el consumo y las grandes empresas convencionales comienzan a hacer su greenwhasing y a utilizar como reclamo publicitario nomenclaturas que son propias de quienes lo están haciendo bien. Por eso es muy importante marcar la diferencia con la certificación de un tercero que da esa garantía.
Además de las ya veteranas de Madrid y Barcelona, hay Biocultura en Valencia, Bilbao, Sevilla y A Coruña. ¿Llaman o va?
Sobre todo, está la iniciativa de las propias empresas,que quieren abrir mercados y no concentrarse solo en dos puntos. Pero también lo demanda el público
Viendo la cantidad de expositores y de actividades da la impresión de que la feria es también un lugar de divulgación de un estilo de vida y consumo.
Sí. El objetivo de la feria, definitivamente, es animar a cambiar de hábitos de consumo y acercar alternativas que son viables, funcionan y, sobre todo, existen. También me gusta decir que Biocultura es como un manual para el cambio necesario. Las actividades forman parte de ese manual. Son diversas y para todos los público, serias y lúdicas. Incluso tendremos música. Porque las cosas hay que hacerlas con alegría, alegre mente convencidos.
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