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Medio Ambiente

Histórica compensación Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

Uno de los temas que han quedado sobre la mesa de inmediatas negociaciones, como consecuencia de la COP-27 que se reunió en Egipto, es el de cuándo, cómo y con qué cantidad va configurarse el gran Fondo Verde. Que ha de tener amplios recursos con que los países más desarrollados atenderán las necesidades ambientales más perentorias de las naciones menos avanzadas.

Se trata, por encima de todo, de una deuda histórica, pues la revolución revolución industrial nació en Inglaterra, y se extendió por casi toda Europa occidental. Que se convirtió, por así decirlo, en el «Alma Mater» de la contaminación antropogénica que ha dado paso al calentamiento global en el mundo entero, con la consecuencia final del temible cambio climático.

Habrá que medir qué ha pasado desde el «tiempo preindustrial», que sirve de referencia para no superar los 1,5ºC de máxima temperatura media futura de la atmósfera de la Tierra. Una empresa de cuantificación nada fácil, porque los registros necesarios para el cálculo se abrieron con mucha posterioridad a los inicios de la revolución industrial, y han funcionado de manera muy diferente según los países.

De lo que no cabe duda es que la situación actual se debe, sobre todo, a los países industriales, entre los que figura España, obviamente. Con la seguridad de que se va a poner una especie de fecha significativa. Según la cual, China con su inmenso desarrollo industrializador desde las medidas que tomó Deng Xiaoping en 1978, quedará fuera a efectos de pagar.

Inicialmente se pensó en una cifra un tanto cabalística de 100.000 millones de dólares anuales de países más desarrollados a menos desarrollados. Pero ese guarismo, aparte de ser tal vez una entelequia, es imposible de establecer en la apertura de las negociaciones, por razones que no se escapan a los lectores. Seguiremos el gran tema.

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