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Cop28. Dubái pasó. Seguirá Bakú

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames.Catedrático de Estructura Económica / Cátedra Jean MonnetCristina BejaranoLa Razón

Finalmente terminó, con los inevitables retrasos de última hora, la COP-28 en Dubái. Destacando como lo más importante el reconocimiento oficial de mantener el objetivo 1,5 grados máximo de aumento de temperaturas sobre la era preindustrial, a base de ir sustituyendo los combustibles fósiles por renovables.

Como objetivos principales, la Conferencia tratará que se consiga en 2030 triplicarla actual capacidad global de renovables, y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética. Además, se estimularán las energías sin emisiones, como la nuclear, la captura y almacenamiento del CO 2, y se acelerará en el transporte por carretera la más rápida adopción de vehículos eléctricos.

También se fijó la COP-28 como objetivo la lucha contra la escasez de agua, aumentar la producción agrícola sin emisiones, y erradicar la pobreza. Con la obligación para los 198 países y territorios del Acuerdo de París de 2015 de comunicar, cada cinco años, sus contribuciones específicas para frenar el cambio climático.

Pero lo más destacado y sorprendente de la COP-28 fue que el presidente de la misma, Sultan al Jaber, de Dubái, abriera las sesiones con una defensa de los combustibles fósiles. Para después –“reprendido” por las Naciones Unidas—,cambiar radical mente a una pre minen ciad e las energías renovables. Algo que nos hace pensar que seguirá la lucha por mantener el poderío de la O PE P, frente a las presiones de las Naciones Unidas, y sobre todo de su secretario general Guterres; apoyado éste por la Agencia Internacional de la Energía, anticártel petrolero desde la década de 1970.

Todo lo expuesto estuvo impregnado en Dubái de una sensación de que el cambio climático aún no es la prioridad del supuesto programa de conservación del planeta Tierra. Veremos qué pasa en Bakú (Azerbaiyán), otro país petrolero, en la COP-29. ¿Más de lo mismo?