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La Contra
«El oso panda es carismático, pero los mosquitos también se extinguen»
Jaime Rojo Fotoperiodista
Le miras a los ojos, pero el vacío te inunda. El animal que te devuelve el gesto ya no existe más allá de la fotografía. Está extinto; borrado de la faz de la Tierra o, en su defecto, corre ese peligro. Embarcarse en PhotoArk, en exposición hasta el 15 de mayo en Movistar Gran Vía (Madrid) es aventurarse en «el Arca de Noé de Joel Sartore», uno de los grandes espada de National Geographic, como define Jaime Rojo, también fotógrafo y explorador de la revista, así como embajador de la muestra. El recorrido es un «destilado», apunta. Una «selección del proyecto de vida del fotógrafo », que alberga más de 35000 instantáneas que retratan a un total de 13.000 especies animales, resultado de más de 20 años de trabajo.
¿Qué podrán ver los visitantes que acudan a la exposición?
A grandes rasgos: imágenes de animales en peligro de extinción y especies desaparecidas. Es una muestra muy familiar con muchísimo impacto visual pero, quizá lo que la hace diferente de otras, es el formato elegido: todos los animales están fotografiados contra un fondo blanco o negro. Sin escala. Al hacer eso, eliminas la referencia del tamaño. Un elefante tiene el mismo peso que una musaraña o una polilla. El mensaje es muy interesante: cuando hablamos de pérdida de biodiversidad, en ocasiones damos prioridad a las especies más carismáticas como el oso panda o el orangután, pero las que se están extinguiendo a gran velocidad son las pequeñas. El impacto de la desaparición de un mosquito es mayor en el ecosistema. Además, hay otro tema peliagudo que... ¿puedo?
Claro, continúe.
El otro tema de la exposición tiene que ver con el cautiverio. He notado una tendencia creciente al desprestigio de los zoos y acuáticos. Es cierto que, cuando ves animales salvajes encerrados, y los has visto libres... te toca una fibra sensible. Sin embargo, muchos desempeñan una labor fundamental porque su visión última es la conservación de una especie extinta en el medio salvaje. En el caso de la exposición, la historia es bonita. Joel era una leyenda de NG que llevaba 20 años trabajando, cuando a su mujer le diagnostican un cáncer y tiene que quedarse en casa. Él quería mantenerse activo y se acercó al zoológico local, donde comenzó a fotografiar a los animales. Ahí nace la idea. Desde entonces, ha acudido a zoos de 50 países fotografiando especies locales amenazadas que allí protegen. Es un Arca de Noé de las especies que existieron bajo nuestro cuidado antes de que desaparecieran. Nos recuerda que somos solo una especie más en este increíble planeta.
¿Cómo definiría la fotografía de Joel Sartore?
Las fotos tienen algo muy característico: al utilizar iluminación de estudio, los animales te miran a la cara. Puedes ver el brillo en sus ojos. Conecta con el espectador; genera una empatía única. La otra cosa es que Joel ha escogido la foto que mejor captura la esencia de cada animal: son cómicas, tristes; todas hacen aflorar emociones diferentes. Pero si algo define la fotografía de Joel es que un profesional como la copa de un pino. Pertenece a esa generación de fotógrafos cuya ética de trabajo los hizo famosos en su día. Si mandas a Joel a cualquier parte del mundo, sabes que te va a traer un trabajo meticuloso y eso se exuda en cada paso nuevo de PhotoArk.
¿Por qué la fotografía es una herramienta social poderosa?
Porque una foto fija detiene un momento en el tiempo, una fracción de segundo. Tiene la facilidad de crear un icono en nuestro cerebro de animal. Si yo te digo: «Dime cuáles son las fotografías que han marcado la historia». Podrías responderme: el Hombre del tanque, la Niña del Napalm… Eso no pasa con un vídeo. Otra cosa es que vivimos pasados de revoluciones, en un turbocapitalismo donde todo es más rápido que el año pasado. Una exposición es un remanso de calma. La foto no dice nada, no suena. Puedes parar los estímulos; pararte a pensar. A sentir.
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