Regadíos

Todo el mundo sabe que gran parte de España, unos dos tercios de sus 504.000 hectáreas, es tierra de clima árido o semiárido, y por ello mismo, con grandes variaciones en los volúmenes de cosechas: un año lluvioso permite una fertilización adecuada y un desarrollo vegetal que proporciona importantes cosechas. Pero hay otros ejercicios en que la sequía reduce las recolecciones a menos de la mitad de lo normal.

El regadío, en pocas palabras, es fundamental para nuestro campo. Se calcula que algo más del 20 por 100 de los 17 millones de hectáreas de cultivos, cuatro millones son de regadío. Contribuyendo, sin embargo, a algo más del 70 por 100 de la producción agraria.

Lo dicho hasta aquí, significa que deberíamos aprovechar lo que queda por regable en España, teniendo en cuenta calidad del suelo, clima adecuado, y cultivos propicios. Una ampliación que algunos estiman posible entre 500.000 y un millón de hectáreas más. Lo cual es de especial interés en tiempos de calentamiento global y cambio climático a peor, a mayor aridez.

Sin embargo, no hay un acuerdo unánime sobre la cuestión, y los nuevos ecologistas de salón, que preconizan cosas a veces un tanto extrañas, dicen que ya no se debe regar más en todo el país. Es ladecisión de la Sra. Teresa Ribera, ministra de transición ecológica y reto demográfico, que está desarrollando una labor más que criticable en lo primero, y de falta de atención y precisiones en lo segundo. Y ahora nos viene con la idea de no regar más en España, y que todo lo que queda de secano tendrá que seguir así indefinidamente: una decisión drástica y más ideológica que otra cosa, recordando aquí eltrasvase del Ebro que de la noche a la mañana desmanteló como proyecto en realización Rodríguez Zapatero.

Necesitamos un mayor y mejor aprovechamiento del agua, incluso de la desalada en su día.