Tribunales

Caso Auditorio: El arquitecto niega que Pedro Antonio Sánchez le encargara ningún proyecto

Declara que propuso que el auditorio de Puerto Lumbreras se hiciera sobre la rambla de Nogalte

El expresidente de la Comunidad de Murcia Pedro Antonio Sánchez (2i), el arquitecto Martiín Lejárraga (d), la secretaria del Ayuntamiento de Puerto Lumbreras, Caridad Gacía (2d), y el constructor Vicente Gimeno (i), este lunes durante la segunda sesión del juicio del caso Auditorio
El expresidente de la Comunidad de Murcia Pedro Antonio Sánchez (2i), el arquitecto Martiín Lejárraga (d), la secretaria del Ayuntamiento de Puerto Lumbreras, Caridad Gacía (2d), y el constructor Vicente Gimeno (i), este lunes durante la segunda sesión del juicio del caso AuditorioMarcial GuillénAgencia EFE

El arquitecto Martín Lejarraga que elaboró el proyecto del Teatro-Auditorio de Puerto Lumbreras ha afirmado que el entonces alcalde, Pedro Antonio Sánchez, no le encargó ningún proyecto y ha asegurado que las propuestas que planteó al Consistorio durante un año y medio antes de ser seleccionado por concurso obedecieron a “ideas” que pretendían “mantener viva” la iniciativa pero en ningún caso pasaron de ser un proyecto básico genérico.

Así lo ha hecho saber el arquitecto durante su declaración en la segunda sesión del juicio oral por el denominado “caso Auditorio”, que investiga presuntas irregularidades en la ejecución de esta infraestructura en Puerto Lumbreras y por la que está imputado el ex presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, para el que la Fiscalía pide dos años y medio de cárcel.

Cabe recordar que el fiscal, Juan Pablo Lozano, pide para el arquitecto 17 años y seis meses de inhabilitación especial para empleo o cargo público y dos años y tres meses de prisión como autor de los delitos de prevaricación continuada, prevaricación y fraude.

En la vista, que ha tenido lugar en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia bajo la presidencia del magistrado Juan del Olmo, el arquitecto ha contestado a todas las preguntas formuladas, excepto a las de la acusación popular.

A preguntas del Fiscal, el arquitecto ha recordado que comenzó a trabajar en Puerto Lumbreras a mediados de 2005, cuando le llamó una concejala del Ayuntamiento cuyo nombre no recuerda y tuvieron una entrevista. La edil le propuso unos estudios previos sobre la zona de la rambla de Nogalte, según el acusado.

En este sentido, ha señalado que coincidió con Sánchez en una convocatoria de un festival de arte y música, al que acudió como jurado. Ha desmentido su declaración en fase de instrucción, cuando dijo que le había llamado el alcalde. “Lo confundiría; sí que conocía a Pedro Antonio Sánchez por la circunstancia que le apunto, pero no tuve en ese momento un contacto directo con él ni recibí una llamada personal suya”, ha asegurado.

Ha recordado que le encargaron un anteproyecto para trabajar en las pasarelas que cruzaban la rambla de Nogalte, entre la segunda mitad de 2005 y principios de 2006. Posteriormente, ha señalado que le citaron para explicar el proyecto ‘in situ’, en la rambla, y entre los miembros de la Corporación que asistieron, se encontraba el alcalde.

El Fiscal ha recordado al arquitecto que, en su declaración como imputado, dijo que había sido el alcalde el que le encargó el proyecto.

“Yo, en ningún momento, dije que el alcalde me encargara ningún proyecto, creo recordar”, según el arquitecto.

Construir en la rambla de Nogalte

En este sentido, ha confirmado que sugirió colocar el auditorio en el entorno de la rambla de Nogalte porque había una parcela con la “precalificación urbanística de equipamiento”.

El Ayuntamiento le pidió presentar un proyecto básico, pero no recuerda quién le hizo el encargo. “Igual me lo pidieron desde el departamento Obras, pero esas comunicaciones eran telefónicas o por fax, y tampoco conmigo directamente”, ha defendido el arquitecto. Ha señalado que él presentaba “la misma idea y los mismos planos” con la voluntad de “mantener viva” la propuesta, pero no con intención de “definir un proyecto” de mayor contenido.

Al ser preguntado por el hecho de que se le citaba con director facultativo de las obras en el documento que justificaba un aplazamiento de 18 meses del proyecto para no perder la subvención, el arquitecto ha considerado que es “muy fácil confundir términos” y ha justificado que se trata de una “imprecisión”, algo que es “común” en su sector dado el lenguaje técnico empleado.

“Yo no era director facultativo de las obras porque no había obras ni proyecto”, ha aseverado, para justificar que la solicitud de ampliación de plazo que redactó era un documento “insignificante”. “No había encargo ni nada”.

Las obras se terminaron

Al ser preguntado por si le extrañó que en diciembre de 2007 se convocara un concurso para elegir el proyecto, ha reconocido que le “sorprendió” porque el proyecto estaba “dormido y olvidado” por su parte. También le sorprendió la ubicación de la nueva parcela. Conoció el concurso, tal y como ha asegurado, a través de la convocatoria oficial.

También ha garantizado que no fue a visitar la nueva parcela acompañado por el alcalde, a pesar de que en su declaración como imputado dijo que sí. A su juicio, “debe estar mal la transcripción”.

El Fiscal le ha preguntado por qué presentó la instancia al concurso con nombres y apellidos a pesar de que el proceso era anónimo, a lo que el arquitecto ha respondido que “es el proceso habitual” y siguió las “exigencias” reflejadas en los pliegos de condiciones.

Durante su intervención, el arquitecto ha reconocido que existió otro error entre el presupuesto de la memoria y el incluido en el resumen de partidas, pero no lo modificó porque el proyecto estaba “ya entregado”.

“Tengo absolutamente claro que ninguna de las actuaciones que se llevaron a cabo iban más allá de su contenido estricto, y no se hacían para que pareciera otra cosa”, tal y como ha afirmado el arquitecto en referencia al proyecto de obras complementarias o la certificación de acopios.

En cualquier caso, ha defendido que la obra que se entregó, una vez finalizada, “sí que era completa” y “correspondía fielmente al proyecto modificado que estaba en vigor”. “Todo el contenido pagado corresponde a la obra ejecutada”, ha insistido. De hecho, ha confirmado que presentó un anteproyecto para integrar en el auditorio un centro de arte joven, pero ha asegurado que “no se trataba de terminar” el teatro-auditorio.

Contratos menores

En cuanto a los estudios previos de la zona en la que se emplazan las pasarelas, sí que ha confirmado que lo elaboró en base a un contrato menor. “Cada uno de esos trabajos conllevaba su correspondiente encargo en sí mismo”, ha añadido el arquitecto, quien ha señalado que no conserva “documentos” de esa época, pero entiende que el encargo se haría de forma “efectiva” porque, posteriormente, él presentaba la factura correspondiente.

En cuanto al hecho de que esos documentos de encargo formal de proyectos tampoco obren en poder del Ayuntamiento, el arquitecto ha afirmado que él siempre ha confiado en que el Consistorio “siempre seguía los trámites legales” en cuanto a la relación profesional que mantenían.

Al ser preguntado por el motivo por el que no existía ningún documento formal de contratación, el arquitecto ha destacado que la explicación es “muy sencilla”, y es que “no era fruto de un encargo”, sino de una iniciativa personal. “No es la última vez que lo he hecho, sino que he presentado otras veces ideas y propuestas”, ha afirmado.

Ha desmentido que esta propuesta tuviera como objetivo recibir posteriormente una contraprestación o que él aspirara a algo. “No es una voluntad profesional con vistas a recibir un encargo”, ha ratificado, sino que su objetivo era “señalar una carencia”. Asimismo, ha afirmado que él desconocía la subvención para el proyecto porque nunca le “interesó”.