Opinión

El ejemplo impecable de la realeza

Ahora que andamos a vueltas con la tensión entre nuestras reinas conviene recordar que la relación entre suegra y nuera no goza, históricamente, de buena salud en ninguna clase social, ni tan siquiera en la realeza. Por eso, al igual que la Reina Doña Letizia no se lleva bien con Doña Sofía –es evidente– tampoco Doña Sofía tenía las mejores relaciones con María de las Mercedes de Borbón, la madre de Juan Carlos I. Los tiras y afloja entre suegra y nuera son todo un clásico. Y si no, recuerden ustedes a la archiduquesa Sofía de Austria mandando espiar a la emperatriz Sisí, o las broncas de la Reina Isabel II de Inglaterra a Diana de Gales. La diferencia está en que una cosa es que exista e incluso que se sepa y otra que se vea, que sea pública. Si en los tiempos del César, que no había Internet, el divino Cayo dijo, como nos trasladó Plutarco, aquello de «la mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo», ¿no habrá que multiplicar la precaución ahora que existe YouTube y las redes sociales? En el siglo XXI, cuando las monarquías reinan pero no gobiernan y tienen las competencias recortadas, quizá su tarea más importante sea la de representación. Un cometido que no es en absoluto baladí, que exige un comportamiento impecable en cualquier ocasión, que sirva de ejemplo a todo un pueblo. En todas las familias siempre se dan tiras y afloja «suegriles» , sí... pero no todas deben dar ejemplo a una sociedad. La Familia Real, por el contrario, sí.