Opinión
La gloria
A las puertas merengues de Kiev, aprovechó el Atlético su minuto de gloria por las calles de Madrid. Los campeones de la Liga Europa y las campeonas de la Liga Iberdrola, en cabalgata. Rayas rojas y blancas que, desde sendos autobuses, caían hacia las aceras bicolores. La emoción a flor de piel y el orgullo colchonero, intacto. Cuesta entrar en el plano del «Mejor club del siglo XX», distinción real de la que hace gala Florentino Pérez en cuanto encuentra resquicio para colocar la cuña. En los peores momentos hay que fardar de historia, de títulos, de grandeza, aunque la verdad en ocasiones se anuncie como regodeo y produzca esa envidia que luego causa disgustos y múltiples desencuentros.
Raro y difícil es que el Madrid no obtenga cada temporada algún premio; en el caso del Atlético lo extraño sería abrir cada curso la vitrina para hacer hueco a un nuevo trofeo. Con Simeone no se baja del podio, aunque los subcampeonatos, en Europa y en España, valen menos que un duro de José María Tempranillo. En este deporte el segundo siempre es el derrotado, y el Atleti, de la mano del Cholo Simeone, se esfuerza por mejorar de categoría. Por el lustre del último lustro le consideran el segundo mejor equipo de Europa. El segundo... Debería ser suficiente para convencer a Griezmann de que en el Barcelona no va a ganar todos los años la Champions o la Liga. Pero al héroe de Lyon le atrae la fortaleza del club azulgrana, sin pensar en que Leo Messi es el astro rey y que él, como le sucedió a Neymar, no dejará de ser un satélite. Cabeza de león en el Wanda Metropolitano o cola de ratón en el Camp Nou. Mientras tanto, la gloria por la calles de Madrid. Que no lo olvide el francés.
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