Opinión

Asia

Mariano Medina y Eugenio Martín Rubio, aquellos pioneros del Tiempo, nos impregnaron, cuál lluvia fina, de esa vieja coletilla de la humedad relativa del aire, entre isobaras, isotermas, borrascas y el anticiclón por antonomasia, el de las Azores. Hablando de relatividad, las noticias han dejado de ser verdades absolutas porque los matices las relativizan. En su difusión intervienen la fuente y el prescriptor, ese periodista que cada vez que informa está convencido de que lo que cuenta es cierto, sin divagar sobre si «la religión del periodismo es la decencia». La decencia es mucho más que eso, son los hechos, sin manipulaciones ni sectarismos, es el manantial, transparente y cristalino, la fuente que cuenta y donde no caben interpretaciones.

Desde que Iniesta anunció su despedida del Barça, los rumores se dispararon. El miércoles o el jueves revelará el secreto. Hace un mes, incluso hace quince días, el Tianjin Quanjian chino iba a ser su equipo; ahora cobra ventaja el Kobe japonés. La oferta económica del primero es abrumadora, mucho más atractiva que el campeonato donde Iniesta sería el rey; la del segundo, sin embargo, es menos cuantiosa, pero aporta un fútbol consolidado. En ésta influye también el aspecto institucional, pues interviene el Barça, que recuperaría para otras lides a quien se va. También se despide Torres, y no hay que descartar que coincida con Iniesta en Asia, ese mercado que intenta abarcarlo todo, incluso el fútbol, de una sutileza tal que no se puede copiar, pero sí importar. Iniesta y Torres firmarán su mejor y último contrato, con el corazón a reventar de cariño.