Opinión

El adiós

Zinedine Zidane, tres Champions en dos años y medio, se ha despedido del Madrid. Con un par. Que venga otro y lo mejore. Parece difícil. Razones expuestas: «Es el momento del cambio. El equipo necesita otro discurso, otra metodología de trabajo. Después de tres años es lo adecuado». «Merci et au revoir», gracias y adiós. Tomó la decisión hace mes y medio apoyado en esta premisa: «Si ganamos en Kiev me voy». Ni una duda. Le dolió la eliminación de Copa con el Leganés más que nada en el mundo; pero no fue el detonante. Tras ese descalabro y el de la Liga escuchó que no le quedaba más munición que la Champions. Desencuentros que se suman al tira y afloja entre el club y él por Kepa. Zizou está encantado con Keylor Navas.

No quiere otro portero, ni en invierno ni en verano. ¿Y con Cristiano qué pasa? Imprescindible. Perdona sus pecados, sus celos, sus salidas de pata de banco, esas desafortunadas palabras tras la conquista de la Decimotercera. Valora los goles. Por eso defiende la continuidad de CR7, cuyas exigencias (caprichos) no hacen ninguna gracia en el club, que puesto a elegir se queda con Bale. Desencuentros... A Zidane no le han convencido las últimas incorporaciones –Vallejo, Llorente, Theo, Ceballos y Achraf–, prefiere otros jugadores y no admite que si necesita un sofá para amueblar el piso le compren una lámpara, que diría Benítez. Por todo ello, porque es difícil ganar más de lo que él ha ganado, se despide con el aplomo que le caracteriza y en la cima del éxito. Deja altísimo el listón al sucesor y una complicada elección al Madrid.