Opinión
Decisiones
Los terremotos naturales dejan huellas dramáticas; los que provoca la mano del hombre, drama, impotencia y frustración: podía haberse evitado. Hace aproximadamente un año una proba funcionaria de la Federación (Española de Fútbol) aceptó la secretaría general después del tercer ofrecimiento de Villar, que poco después terminaría en la cárcel. Al movimiento sísmico sucedió la judicialización de la RFEF: presidentes de territoriales investigados –la «operación Soule» no ha terminado–, empleados llamados a testificar y las inevitables «fake news».
Pudo leerse que el juez llamó a declarar a Esther Gascón, la secretaria general que había cobrado una indemnización por el ascenso y por ende le correspondía un mejor salario. Todo mentira. Ni juez ni más retribuciones. Pero continuó en su puesto, sacando adelante el día a día de la Federación, haciendo equilibrios entre presidentes en funciones, sin un mando reconocido y tomando decisiones imprescindibles.
Diálogo con FIFA, para evitar que la Federación fuera intervenida a causa de los devaneos electorales y poner así en peligro el Mundial; recuperar a Fernando Hierro para la dirección deportiva y proseguir con la rutina federativa. Trabajo y más trabajo. Hubo elecciones. Ganó Luis Rubiales por goleada y está formando equipo. Ha elegido para la secretaría general a un eminente jurista, Andreu Camps, quien recién aterrizado tiene que tomar una decisión: sus clases en la Universidad de Lleida o el Congreso de la FIFA en Rusia. Devoción y vocación son incompatibles.
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