Opinión
El pitillito
El Gobierno y las comunidades autónomas llegaron el viernes al acuerdo de prohibir fumar en la calle cuando no se pueda respetar la distancia de seguridad de dos metros entre personas y enseguida han aparecido los patriotas ofendidos a contarnos que se nos están cercenando los derechos y libertades fundamentales. Esto ya lo había decretado unos días antes el ejecutivo gallego pero como Feijóo es del PP, debe ser que todos esos ofendidos no se habían enterado, o no viven en Galicia y les importa un carajo, o el embudo se hace estrecho depende de quién tome la medida. Lo curioso es que, hasta los no fumadores, algunos, se han puesto a favor de los que consumen tabaco con tal de rescatar de nuevo la cacerola del lavavajillas. Habría que explicarles a todos esos que lucen la piel tan fina que no se os ha prohibido fumar: lo que se ha prohibido es que nos echéis al resto el humo encima, cosa que, por lo visto, os parecía muy normal hasta ahora. Antes se llamaba respeto, pero pasó de moda. Bien, para todos los patriotas ofendidos que tratan de salvarnos por considerar que esta medida ( en pleno rebrote nacional y con cifras tristemente preocupantes) es un nuevo castigo a la población y que lo mejor es que el Gobierno se quedara con los brazos cruzados, les aconsejo que consulten la opinión de los científicos expertos en aerosoles, esto es, en esas gotitas muy pequeñas que, mezcladas con el aire circundante, pueden permanecer suspendidas durante muchos minutos e incluso horas, y que son las que se producen cuando hablamos, cantamos, respiramos o expelemos el humo de un cigarrillo y que contagian el virus que es una barbaridad. ¿Se sabía en mayo? Lo sabían los expertos en aerosoles, a los que sólo ahora parece estar dando importancia la OMS. Pero es mejor decir que es mentira mientras se echa otra caladita y se repasan, moviendo mucho la cabeza, las cifras de muertos.
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