Opinión

Los mierdas

Hay un bar en Madrid que el otro día le dijo a un cliente habitual que no volviera. Llegó sin mascarilla, le invitaron a ir a buscar una, hizo una peineta con los dedos a los trabajadores del restaurante, exigió que le pusieran el menú y cuando pidió la cuenta, el jefe le dijo que no regresara jamás. El otro día veía a dos pelotudos argentinos, en una estación de esquí al sur de ese hermoso país, abrazados y con sus copitas en la mano, descojonándose del coronavirus y retando a las consecuencias de la enfermedad. Detrás aparecía un bar que acaba de ser cerrado y se les ha retirado a sus gestores la concesión. Se demuestra que la imbecilidad es planetaria y que, además, se pueden tomar medidas contundentes contra tanta gente idiota. Cuento esto porque gilipollas dispuestos a complicarnos la vida hay en todos sitios, no depende de nacionalidades sino de la misma condición humana. No tenemos remedio y merecemos que caiga ya el meteorito ese que cada poco pasa cerca de la bolica del mundo y que nunca acierta. Veo a gente por la calle sin mascarilla, a diario. No creo que no les haya llegado la información de que es obligatoria, creo que les suda lo más grande lo que nos pase a los demás. Es cierto que la policía no puede perseguir a todos estos mierdas pero, si se los encuentran, les pido que no miren hacia otro lado y que les caiga todo lo que se pueda. Esto es cosa de todos y si no somos capaces de entender que, incluso cuidándonos, incluso siendo escrupulosos, incluso manteniendo distancia, este bicho no nos va a dejar en paz, demostraremos que somos una sociedad inmadura, estúpida e insolidaria, que cree que es mejor que desaparezcan los más débiles, los más vulnerables y que les importa todo un mojón de carretera. Quisiera mandarles desde aquí todo mi desprecio y, que si es verdad que eso ocurre, les vuelva el karma con la mano abierta.