Violencia radical

Dijo la sartén al cazo

A ver qué se inventan ahora después de la extraña historia de las cartas con balas, que nadie escaneó, y después de la teatral espantada de la Ser

Entramos en la curva final de la campaña de Madrid. Las izquierdas, casi a la desesperada, pondrán todos los obstáculos imaginables, con mucho ruido y mucha fanfarria anti-Vox, al triunfo arrollador del Partido Popular. En esto de crear discordia y producir estrépito para atemorizar al personal van de la mano Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, que siguen siendo socios. A ver qué se inventan ahora después de la extraña historia de las cartas con balas, que nadie escaneó, y después de la teatral espantada de la Ser. Algo se les ocurrirá en este final de trayecto tormentoso antes de que llegue mayo florido y hermoso.

Nos acercamos a estas curvas peligrosas con prevención y algunas evidencias. La primera es la aplastante victoria, según todos los sondeos, de Isabel Díaz Ayuso, con la única duda de si sobrepasará al final la mágica raya de la mayoría absoluta. Esto conlleva la evaporación de Ciudadanos, con la incorporación de la mayor parte de sus votantes y sus figuras más significativas al proyecto popular. La reagrupación y el ensanchamiento del centro-derecha, con la vuelta al modelo bipartidista, aunque sea atenuado, es una consecuencia visible de estos comicios madrileños y una carta de presentación para las próximas elecciones generales. Lo que parecía inimaginable ha ocurrido: figuras del ámbito socialdemócrata, hartas del “sanchismo”, de su política y sus aliados, van a votar esta vez al PP. Algunos, como Fernando Savater o Joaquín Leguina han tenido la gallardía de anunciarlo públicamente. Es lógico. No deja de ser esperpéntico que un comunista recocido como Pablo Iglesias, amigo de Maduro, Otegui y compañía, se erija en el inquisidor que reparte salvoconductos de demócrata, con la complacencia de Sánchez y Gabilondo.

Esta es precisamente la otra evidencia de este final de campaña. El bloque de izquierdas van a dar la matraca con Vox. Es su gran argumento, su guía de ruta. Tratan de demonizar a los de Abascal y denunciar cualquier apoyo suyo a Isabel Díaz Ayuso para gobernar Madrid. De paso, procuran presentar al partido de Casado como próximo a la extrema derecha, sembrando así cizaña en el ancho campo conservador. No es probable que en Madrid, que Dumas padre llamó ciudad de los prodigios, impresionen semejantes argumentos a la hora de votar. En mi pueblo le soltarían a la cara a Pablo Iglesias aquello de “dijo la sartén al cazo: apártate que me tiznas”.