Yolanda Díaz

Entre la Yolanda y la pared

Se equivocaron la Paloma y José Luis Escrivá. Pensando que era el vaso, el ministro de la Seguridad Social se ha servido el agua en el hueco del atril. Hay crisis económica, de suministros y energética, pero vemos el atril medio lleno. También avanza el otoño. Se hace de noche en menos de lo que el letrado mayor del Congreso ha firmado el segundo informe que avala la inhabilitación de Alberto Rodríguez. En el primero, recomendaba mantenerlo en su escaño, pero venía sin firma y sin membrete. Igual los letrados no querían firmar la primera versión por lo que fuera.

En el sanchismo las cosas mutan muy rápido. Para ahorrar, ayer había que poner la lavadora a las cuatro de la mañana y dormir con la luz encendida como los muertos en los tanatorios. Hoy, el precio más barato de la electricidad se consume entre las tres y las cinco de la tarde. Vivimos en un mundo líquido sin referencias, ni valores inmutables donde lo que ayer valía, hoy ya no vale. Ahora mismo voy a tomar papel y lápiz para escribir una carta a mi hijo pequeño con algunos consejos para conducirse en la vida. Empieza así: “Hijo, te voy a dar un consejo para cuando te hagas mayor. Si tienes que poner la lavadora a las cuatro de la mañana para comer, ponla, pero nunca dejes de dormir la siesta para planchar. Escúchame: nunca”.

Si hoy es martes, esto es el Consejo de Ministros. El Gobierno ha aprobado la Ley de Vivienda y no ha aparecido Ione Belarra en la rueda de prensa de Moncloa, pero se ha grabado un vídeo en el Youtube. Podemos creía que iban a incendiar los cielos, y de momento incendian las redes. Los propietarios de pisos -malvados oficiales-, creen que la norma ahuyentará a los inversores y los inquilinos dicen que la medida es insuficiente. Sánchez tiene que elegir entre enfadar al pueblo o a los poderes económicos. De momento, ha enfadado a ambos.

En lo de la reforma laboral, el presidente tiene que cumplir con Europa, con sus votantes y con Yolanda Díaz. Lo más difícil para Sánchez siempre es cumplir consigo mismo. Su Pedridad se las prometía felices sin Pablo Iglesias, y ahora dicen que está atrapado entre la Yolanda y la pared.