Internet
La era de la desinformación
«El objetivo de las plataformas y las redes sociales es determinar qué es verdad o mentira en función de sus intereses políticos, ideológicos y económicos»
Es la época de la Historia en la que contamos con más información, hasta el punto de que es inabarcable y muy difícil de gestionar, por no decir imposible. En muchos casos es complicado encontrar una información veraz y contrastable, porque Internet es una inmensa autopista en todos los terrenos y dependemos de un buscador que la organiza en función de sus propios intereses. Las grandes multinacionales tecnológicas son las que dominan el mundo. Nuestro grado de dependencia es tan enorme que no podemos vivir sin el teléfono móvil. Es el mayor fenómeno global de la Historia. Nos permite comunicarnos y acceder a las plataformas digitales en cualquier punto del planeta. Se trata de un aparato tecnológicamente muy avanzado, barato de adquirir, cuanto más caro las prestaciones son mayores, pero también lo es la línea que contratamos porque la competencia entre las compañías de telefonía es feroz. A la vez que hemos alcanzado este fascinante nivel de conectividad y acceso a la información, somos terriblemente frágiles frente a la desinformación y las estrategias destinadas a influirnos o manipularnos.
Estamos inmersos en un crecimiento geométrico que ha conducido a que un único buscador domine la forma que tenemos de acceder a la información que necesitamos. Nadie controla el contenido, salvo la propia multinacional, porque es, además, la que determina el orden de colocación. Hay un algoritmo que está al servicio de unas corporaciones con un poder inmenso, mayor que el que tienen los gobiernos de las democracias, aunque todavía no son del todo conscientes, y que cada día será mayor. Nuestros conocimientos están condicionados por nuestra capacidad para utilizar unas tecnologías que están inmersas en un proceso de desarrollo exponencial. No importa la renta per cápita de un país, porque todo el mundo tiene un teléfono móvil. El problema de la desinformación es enorme. Es fácil que las mentiras se expandan. Es algo que ha sucedido siempre, pero jamás a un nivel tan impresionante. Estamos ante un fenómeno difícil de controlar y regular jurídicamente. El objetivo de las plataformas y las redes sociales es determinar qué es verdad o mentira en función de sus intereses políticos, ideológicos y económicos. La neutralidad no existe y sí la globalización de la manipulación.
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