Guerra en Ucrania

Al fondo a la ultraderecha

Según el Gobierno, los camioneros sirven a Putin. El sanchismo consiste en que todo lo que no es Sánchez es el enemigo

Dieciocho de marzo, Mariupol ya es Alepo. Putin ha salido a bailar en Moscú en un concierto por el aniversario de la anexión de Crimea. Le aplauden 200.000 rusos, unos por convicción y otros por la cuenta que les trae. El presidente ruso se aparece en el escenario con plumifero azul y cuello blanco vuelto como de supervillano de película de James Bond y de sofá ante la chimenea del casoplón en Sochi. Los que más saben de plumíferos en todo el planeta son los de León y los rusos. Putin aparece entre banderas y levanta los brazos un poco en el papel de líder del mal en el mundo y un poco en comercial de seguros en la boda del primo cuando se arranca medio trompa por ‘Paquito el chocolatero’. En su discurso dice que está evitando un genocidio en Ucrania. Para evitar que otros asesinen a los niños de Kiev, los asesina él antes.

Aquí en España han sacado disco Rosalía y María Jesús Montero, ‘motomami’ del Gobierno y ministra de Hacienda. Sobre estas fechas reverdece Montero porque se acerca la primavera, pinchan sevillanas en Radiolé, sube el precio de la gasolina y hacen piquetes hasta las carretas del Rocío con los madroños grana.

La ministra sostiene que el gobierno no se sienta a negociar con la plataforma de transportistas que defiende la huelga porque representa a la extrema derecha y sirve los intereses del tirano Putin. El sanchismo consiste en que todo lo que no sea Sánchez es el enemigo y la ultraderecha. Si está de moda Trump, la oposición es Trumpista. Si está de Moda Putin, serán putineros. Si nos invadieran los extraterrestre serían marcianos. Hoy la izquierda ve por todas partes camioneros de Extremadura, típicos fascistas imperialistas eslavos. Todo es el fascismo. Dice Chema Nieto que en los bares cuando alguien entra en un bar y pregunta por dónde está el baño, le indican que al fondo a la ultraderecha.

Mientras tanto, Sánchez ha cambiado de opinión sobre el Sáhara y la nueva izquierda a estas horas sigue en el Gobierno. El lema de Podemos era ‘Sí se puede’ y ahora reza ‘Quolibet die capto ostium et maneat’, lo que significa cualquier día cogen la puerta y se quedan.