Guerra en Ucrania

Ucrania: un error de inteligencia

Un mes después del inicio de la invasión, Vladimir Putin de folcklórica nuclear, -botox, colorete y novichok-, pretendía una demostración de fuerza, pero solo ha demostrado crueldad y locura

Notas del 24 de marzo, el Gobierno ya va viendo lo del transporte de otra manera. Hace diez días, los transportistas eran peligrosos fascistas y hoy son trabajadores vulnerables según Yolanda Díaz, madre amantísima de mi Españita como de amamantar camioneros ultramontanos.

Nada permanece. La noche en que Rusia comenzó la invasión de Ucrania, creíamos que el ejército amanecería en Kiev. Vladimir Putin de folcklórica nuclear, -botox, colorete y novichok-, pretendía una demostración de fuerza, pero solo ha demostrado crueldad y locura mientras las tiktokeras enseñaban a conducir sus abandonados tanques y los gitanos chatarreros le ‘choraban’ una plataforma portamisiles el ejército del Kremlin.

Iba a conquistar el país en un día y medio. Ojo, que la potencia militar tecnológica rusa conseguiría con solo pulsar un botón enviarnos ondas confusas a través de los cajeros automáticos y de los pararrayos de manera que nadie recordaría dónde había dejado las llaves de casa y otras cosas de interés. Luego, resulta que los soldados rusos son niños a los que acaba de peinar su madre. Llevan walkitalkis chinos como de regalo de primera comunión con frecuencias en las que se cuelan los ucranianos a pincharles la segunda versión de ‘La Macarena’ de Los del Rio y a cagarse en sus muertos todos. Los nuestros -porque son los nuestros- resisten en Chernigov y han roto el cerco de Kiev.

Es cierto que aquí se han terminado la leche y las pastillas de iodo y que en Mariupol beben el agua de los charcos y de los váteres. Disparan los papis desde las azoteas, las pianistas tocan su pianos en casas destruidas por los bombardeos y los paramédicos corren por los pasillos llevando en sus brazos los cuerpos desmadejados de los niños muertos. La primavera cayó en forma de pepinazo sobre el Leroy Merlín de Kyiv. La guerra es la misma que la de siempre, pero nosotros, no. Han cambiado algunas cosas. La cochina OTAN ahora es la resistencia y Ucrania es Europa. Hasta Europa es Europa. Se cree que Putin cometió un error de inteligencia. Nunca mejor dicho.