Opinión

Charquito de aceite en la moqueta del sanchismo

Camionero loco: tocaste el corazón de esta nación hermosa. Si insistes en el paro, a España vas a tocarle a otra cosa.

Sánchez ha arreglado lo de los transportistas con un buen montón de pasta. El dinero de los bolsillos de los camioneros en forma de impuestos, pasa por las arcas del estado y vuelve como subvención a los bolsillos de los camioneros de donde saldrá pronto en forma de impuestos para ir a otra parte; no sabemos cuál todavía. El ciclo de la pasta en este país como el ciclo del agua en el Serengueti. Montano, que tiene curiosidad y tiempo, anda enganchado a una webcam de una charca de África en a la que acuden las gacelas, los legendarios rinocerontes y un elefante que se apoya indolente la trompa en un colmillo. Esa charca medio seca es España y tarde o temprano iremos todos a buscar agua.

Bien está que el Gobierno haya llegado a un acuerdo con los transportistas, pero siguen parados los de la plataforma -vaya cómo plataformean- y dicen que aquí no se mueve un camión. El paseo de la Castellana que de normal cruzan las ejecutivas de las big four con finca en Segovia, se ha llenado de camioneros, seres hechos de asfalto, de goma negra y de distancia. Vienen armados de toda su mitología descarnada de restaurantes de menú del día, luces de neón, almanaque de señoras de pechos puntiagudos y ducha del servicio de caballeros de gasolinera con folio en la puerta en el que se puede leer que el último en limpiar fue Dulceida a las 14:47.

Como no son Santo Tomás de Aquino, en el Ministerio de Transporte han hecho pasar a los camioneros por la puerta de servicio y ahora hay un charquito de aceite la moqueta del sanchismo.

Yo te invoco, camionero loco, tú que conseguiste la rebaja del carburante, no vayas a pasarte de frenada. Tocaste el corazón de esta nación hermosa. Si insistes en el paro, a España vas a tocarle a otra cosa.