Francia

Canela fina | Doble vuelta

«Según Piketty, la arrogancia de Macron puede hacerle perder la segunda vuelta»

Tras la II Guerra Mundial, la Francia humillada proclamó la IV República, modelo de democracia pura. Entre 1946 y 1958, veintidós presidentes del Gobierno demostrarían la necesidad de establecer fórmulas democráticas nuevas con el fin de garantizar la gobernabilidad. La crisis de Argelia en 1958 permitió a Charles De Gaulle establecer la V República que impuso la doble vuelta en la elección del poder ejecutivo.

Las elecciones francesas demostraron el domingo, una vez más, el acierto gaullista. El voto distribuido entre una docena de partidos haría muy difícil acordar una forma estable de Gobierno. Pero el inteligente sistema de la doble vuelta obligará a los franceses a elegir democráticamente un presidente con capacidad para gobernar. «Las coaliciones –dijo Emilio Castelo el 22 de febrero de 1869 en el Congreso de los Diputados– son siempre muy pujantes para derribar, pero son siempre impotentes para crear». Que se lo digan a Pedro Sánchez.

Los desequilibrios de la IV República han quedado superados en la V con la relegación de los partidos perdedores y la obligación electoral de elegir al presidente en segunda vuelta entre los dos más votados. La España de la Transición tuvo la fortuna del bipartidismo, es decir la alternancia entre el socialismo democrático y el liberalismo conservador, entre el centro izquierda y el centro derecha. Estaba claro, sin embargo, que era cuestión de tiempo la fragmentación del electorado y la inestabilidad, a pesar de que la ley d’Hondt permite beneficiar al vencedor con los restos. Pero no es bastante. El gran problema político de la España actual reside en la necesidad de reformar la ley electoral.

Y ahí está el ejemplo de Francia. Los distintos partidos han medido sus fuerzas. La ley obliga ahora a los electores a elegir entre los dos candidatos más votados. En España se acentúa la inestabilidad política y podría llegar el día en el que el único diputado de Teruel existe decida quién será el presidente del Gobierno.

Thomas Piketty, el economista que deslumbra a las nuevas generaciones, ha escrito en Le Monde: «Si Macron no hace urgentemente un gesto social fuerte, su arrogancia puede hacerle perder la segunda vuelta contra Le Pen».