Política
Estrategia errática
Para recuperar el millón de votos que ha perdido en los últimos meses, parece que Sánchez ha decidido poner rumbo según la estela que va dejando Feijóo. La agenda del gobierno con la rebaja de impuestos a la energía y, la propuesta de debate que le ha lanzado el líder socialista benefician al gallego.
La bajada del IVA del gas anunciada por Sánchez ayer, va en la línea de lo que ha aprobado recientemente el gobierno alemán, sin embargo, no ha tenido buenos reflejos Moncloa dejando durante semanas el hueco al PP.
Ahora, la decisión es difícil de enmarcar dentro de una política coordinada con Scholz, más bien da la impresión que le ha arrastrado el hecho de que Feijóo venia presionando con la medida que ahora aprueban los teutones.
En Moncloa estarán convencidos de que la rentabilidad de la medida es para quien la toma, pero es un error dejar fuera de la ecuación que el líder popular ha lanzado pocos mensajes, pero ha conseguido que calen y la bajada del IVA es uno de ellos.
En cuanto al debate entre ambos dirigentes que quiere impulsar Sánchez, no está claro cuáles son los objetivos que persigue el líder socialista porque, no solo consolida a Feijóo como alternativa real, sino que se arriesga a salir trasquilado del enfrentamiento.
Sánchez no es Felipe González, ni Rubalcaba ni Zapatero que dominaban el cuerpo a cuerpo. No ha sido testado suficientemente en este tipo de enfrentamientos y en los que ha participado, su papel ha sido francamente mejorable.
Sin embargo, el gallego está bregado y su estilo moderado pero contundente en los golpes es más propicio para los cara a cara.
Por otra parte, querer arrastrar a la arena al líder de la oposición es un reconocimiento tácito de que las cosas no le van bien y de que ha llegado a la conclusión de que solo batiéndole puede hacer cambiar la tendencia de intención de voto.
Feijóo se deja querer, el que va por delante no tiene nada que ganar en un debate, y lo sabe. Por eso ha navegado sobre las aguas de la indefinición, sabedor de que si llega el combate, deberá preparar un par de golpes mortales que aceleren la caída del líder socialista.
La estrategia de Sánchez es, pues, un tanto errática y poco planificada, más bien parece moverse a golpes de impulso y, eso, siempre es malo.
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