
El canto del cuco
¿Un año sin urnas?
Da la sensación de que Pedro Sánchez, sin saber adónde va, pedalea sin parar para no caerse de la bicicleta. En este caso, del Falcon
Una de las novedades de este año es la ausencia de elecciones a la vista. Ni europeas, ni generales, ni autonómicas, ni municipales. Nada. Un año electoral en blanco por primera vez en mucho tiempo. Eso debería servir para moderar la confrontación política, pero nadie espera una tregua, un remanso de paz, ni siquiera un respiro. Al contrario, hay razones para temer que en 2025 aumentará la crispación. La idea de desenterrar a Franco y exhibirlo desde el primer día es un indicio claro de lo que viene; algo de mal agüero. Confirma el propósito gubernamental de fomentar la discordia rebuscando en los entresijos de la Historia. Así que la división está servida. Las posiciones parecen irreconciliables. Da la sensación de que Pedro Sánchez, sin saber adónde va, pedalea sin parar para no caerse de la bicicleta. En este caso, del Falcon. Necesita a Franco para mantenerse en el poder como Franco, el brazo incorrupto de Santa Teresa.
Además, nadie está seguro de que este año descansen las urnas. Hay comunidades, como Castilla y León, que se lo están pensando. Dependerá del nivel de las desavenencias en el bloque de la derecha y del dictamen de los sondeos. Este debería ser el año, a escala nacional, en que se resolviera definitivamente la relación, ahora confusa y hasta contradictoria, entre el Partido Popular y Vox: o reagrupamiento o ruptura. Ya no sirven los vaivenes ni las medias tintas si se quiere acabar con el sanchismo. El problema es peliagudo. Los de Abascal están poniendo sus intereses partidistas por encima del interés general. Y los de Feijóo no acaban de decidirse entre la papeleta de socios o adversarios. Pedro Sánchez sobrevive por estas contradicciones y desavenencias.
Lo del adelanto electoral a escala nacional tampoco es descartable. El presidente Sánchez, que es el que tiene la llave, asegura que no habrá elecciones. Pero su fiabilidad es nula, aunque ahora mismo eso sería una temeridad. Los sondeos indican que arrasaría el «bloque» de la derecha, a pesar del esfuerzo monclovita en convencer a la gente -con no demasiado éxito- de que la economía va bien y los avances sociales no digamos. ¡Ah, y de que vienen los fachas! Sus planes son fortalecer este año la estructura del partido en las regiones, colocando a dirigentes adictos, antes de pensar en elecciones. Sin embargo, una cuestión de confianza, como exige Puigdemont, una moción de censura instrumental, como piden observadores independientes, o el acoso judicial, que es de esperar, pueden hacer saltar por los aires el cerrojo de la legislatura en los próximos meses.
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