Canela fina
Apoteosis de la Café Society
«En los últimos días, España ha asistido a la apoteosis de la café society y al negocio que de su actividad se deriva»
La clase media española, a la que yo pertenezco, ha contemplado con regocijo en los últimos días la apoteosis de la café society. Algunos la llaman demimonde y otros más hirientes la califican de medio pelo. Se ha convertido para ciertos personajes en un negocio borracho que arrumba millones y desprestigios.
Elsa Maxwell y Lucius Beebe consolidaron el término –café society– en Estados Unidos para englobar en él a ese conjunto de gentes varias formado por nuevos ricos, parásitos sociales, fugaces actrices, actores sin solvencia, gigolos engominados, incansables arribistas, gorrones insaciables, famosetes de la televisión, bufones de la corte, ciertos deportistas desplazados, algún aristócrata de sangre decadente y los vendedores de exclusivas de bodas, bautizos, separaciones simuladas o reales, nacimientos, infidelidades descubiertas, vestidos, trajes, complementos, bisuterías, joyas y toda esa serie de chismorrería vulgar que permite a las revistas del corazón mantener sus ventas en papel o en versión digital. Julián Marías dedicó artículos inolvidables a la café society y a los que de ella se aprovechan como un fenómeno más de la sociedad descoyuntada en la que vivimos. Ha transcurrido el tiempo y las cosas han cambiado más bien poco. La café society ha podido modificar su nombre y su volumen, pero no su contenido.
Habrá que convenir que en España la alta sociedad mantiene la discreción, la moderación y la prudencia. Está formada por los altos empresarios, los banqueros de relieve, los grandes profesionales, varios académicos de las Reales Academias, nombres destacados de la vida intelectual y científica, políticos serios y títulos relevantes de la aristocracia de sangre. Todos ellos huyen de la exposición pública y se esfuerzan por mantener el control social con el ejemplo de vidas dedicadas al trabajo o a la beneficencia. Les espantan los nuevos ricos, los alardes públicos y el derroche suntuoso.
La café society, en fin, es una farsa que entretiene a la opinión pública, despeja preocupaciones y esconde, aunque sea fugazmente, los problemas que agobian a la sociedad. Es una realidad incuestionable agrandada por las nuevas técnicas de comunicación y conviene no desdeñarla sino estudiar a fondo su significación y alcance.
Luis María Anson,de la Real Academia Española
✕
Accede a tu cuenta para comentar