Cuartel emocional

En boca de todos

Los que andan divulgados para mal se lo han ganado a pulso, salvo alguna pequeña y reciente excepción,

Estar en boca de todos casi nunca es bueno. En un país como el nuestro de envidias enfermizas, el que triunfa siempre es de forma inmerecida para una gran mayoría y casi nadie tiene méritos suficientes para el éxito; todo el mundo dibuja una sonrisa con el fracaso. Sin embargo, en los tiempos que corren los que andan divulgados para mal se lo han ganado a pulso, salvo alguna pequeña y reciente excepción, y ahora me refiero al galardonado con el Premio Planeta, quien esta semana vio culminada su trayectoria con el reconocimiento a un empeño por triunfar en un oficio que no era el suyo. Juan del Val era albañil y conductor de excavadoras cuando decidió pasar al mundo de la comunicación, con un empeño tal que hoy se encuentra en una cima que posiblemente nunca había soñado tocar con la mano. La candelita de la fortuna lo iluminó y hoy puede dar por asegurado su futuro porque gracias al premio que desde 1952 se concede por Santa Teresa -nombre de la esposa del fundador de la editorial que concede el galardón, bien sustancioso, por cierto-, su estela se extenderá por todo el territorio literario español y extranjero porque será traducido debidamente si las previsiones de ventas cumplen sus objetivos. La propaganda, la tiene ya hecha.

Client Challenge

Todo lo dicho en el anterior párrafo nos sirve también para desengrasar un poco y desdramatizar el panorama de los que están en boca de todos por sus fechorías, sus mangancias, sus pagos y cobros ilegales mientras al pobre contribuyente que en estos días está apoquinando a hacienda los impuestos del trimestre, esos que no vuelven pese a que la publicidad de Hacienda así pretende hacérnoslo creer. Nos podemos alegrar del premiado con un reconocimiento literario, pero no lo hacemos cuando vemos imágenes de dineros sucios de dudosa procedencia, como esos “billetes que corrían como en un prostíbulo”, esos que bien conoce el matrimonio de Moncloa y que tan acertadamente recordaba en el Congreso de los Diputados el jefe de la oposición. También podemos señalar esa malversación de 261 millones por los cuáles están procesados siete ex altos cargos del PSOE, cuestiones que colean de los ERE, ese escándalo que está tapando el Constitucional de Cándido. Pero lo que está podrido nunca deja de oler y hay brotes que no han logrado eliminar ni con salfumán. Pequeños quedan los casos de Filesa, Malesa y Time Sport de los años noventa con el felipismo, sus financiaciones ilegales y todos aquellos desfalcos que ya se nos pierden en el tiempo.

Lo raro es que no estén ya todos entre rejas, demasiado se está dilatando esta calamidad política en el tiempo y aquí el único pringao es Cerdán, que quizá no coma el turrón en casa, mientras Sánchez, que no puede ni con el peso de su propio cadáver, sonríe con carita angelical mientras los músculos de la cara se le van crispando cada vez más cuando pierde conciencia del gesto que le recomiendan mantener sus múltiples asesores.

CODA. Se ha celebrado el X Congreso Internacional de la Lengua en Perú con más pena que gloria. Hemos vivido tiempos mejores de quien debe velar por mantener la pulcritud de nuestro rico idioma, que es la Real Academia Española. Ocurre que, con tantas incorporaciones incomprensibles, se ha desvirtuado su espíritu y ahora no saben por dónde agarrar los errores teniendo en cuenta que la política se ha apoderado de nuestro hablar y del deseo de apoderarse de todas las instituciones. Que me aten esa mosca por el rabo…