
Opinión
Los caretos de la vicepresidenta
Lo de Montero, no lo duden por favor, no era humor, esos caretos no provienen del humor
Los habrá más obtusos, más corruptos, histriónicos y simiescos, pero nadie gana a la vicepresidenta en lo grotesco.
Veamos, el ser humano tiene a su disposición variados caminos por los que aproximarse al patetismo… ufanarse disimuladamente con un piropo, hay que ser abiertamente narciso o un digno estoico, ser vulgar y sibarita a la vez… Pero quizá el más directo e inveterado es la rabia, y todo su grotesco cortejo, y más en público.
Porque lo de Montero, no lo duden por favor, no era humor, esos caretos no provienen del humor. El humor es superación, el humor es contemporizar, deshacer nudos, el humor es elegancia, tolerar la frustración, saber perder...Puedo seguir.
El humor es mostrar que tienes una duda razonable, que no te crees Dios.
La rabia siempre es muy grotesca porque mana directamente de la ignorancia y pone de manifiesto dos características muy tristonas del sujeto emisor: la primera: que es majadero, y la segunda: que es ingenuo, pero no con la hermosa ingenuidad de Julieta Capuleto, sino con la ingenuidad del inmaduro, del alma elemental que divide el mundo en dos grupos: uno, nosotros, poseedores de la verdad absoluta; y el otro.
Y luego, que el macarrismo, o más fácil, la imbecilidad de estos agentes de la maquinaria estatal, es inadmisible desde la estética, ¿recuerdan los gobernantes ejemplares?
La Montero y Pedro Sanchez, dos marcas unidas como Dorian Grey y su retrato. Dos caras, la del jefe y su achichincle, que se han deformado hasta la monstruosidad, donde la fealdad, que siempre es una expresión psicológica, encuentra en la ministra de hacienda un ejemplo ilustrativo, como el de Oscar Wilde.
El mal estilo de esta mujer me produce vergüenza y pesar (y risa ¿qué le vamos a hacer?) porque además de rabia, proyecta casposidad y torpeza. Y es nuestra vicepresidenta. Dejo de mirar el video, sin embargo es imposible escaparse y negar la influencia del PSOE en España (en el mundo) y en todos nosotros, su omnipresencia, sus maneras, sus valores (o la ausencia de los mismos) y su frenética actividad… chabacanos, crueles, zafios, torticeros, y obtusos… E incluso, mal que les pese: aburridos.
Vuelvo al video, morbosamente. Abre y cierra los labios, agita los carrillos, bailongo chuminero…¡Cotorra! ¿O fue un ictus, un accidente isquémico transitorio?
La delicadeza de una sociedad es un indicador de su evolución intelectual y moral. Así como el buen estilo de una persona habla inequívocamente de su entendimiento y su sensibilidad.
Me pregunto si alguien a su alrededor ha tenido el valor o el amor de decírselo (o las dos) como también me pregunto si él, Sánchez, es capaz de salir de ese narcisismo elemental y analizar. Y cambiar la dirección de su equipo. ¿O fue a propósito? ¿Pretende nuestro presidente estrellarse con todo el Congreso dentro, como un padre que asesina a sus hijos y se quita la vida porque no aguanta la tensión de seguir viviendo esa vida de estúpido increíblemente bien pagado?
El respeto a las formas en el Congreso ha muerto y yo diría que está enterrado desde el día en que la otra ministra Montero contra argumentó pública e impunemente empleando su “jolines” sin que nadie se escandalizara por ello. Pero yo Insisto ¡es un escándalo! (aunque ellos sólo se alarmen cuando los españoles no decimos "monomarental" o "portavoza") porque un pequeño “Jolín”, amigues, tiene el poder aniquilante de devaluar toda nuestra política y denigrar a todos los españoles en una décima de segundo...
¿Nos merecemos a las Montero? Siempre he defendido que sería beneficioso un carnet para votar, igual de democrático que el que debemos obtener para conducir, una licencia a disposición de todos los ciudadanos, eso sí, mostrándonos aptos, cada cinco años, en materias diversas, CI, sentido común, cordura…
Y si no, al menos, como dice mi amigo Javier, uno para ocupar un asiento en el Congreso. ¡Esto, fuera de toda controversia!
Lo que está claro es que los españoles estamos acostumbrados a un nivel muy obsceno de negligencia y cinismo desde que llegó Sánchez y defraudó, por primera vez, a todo su electorado pactando con quien había prometido no pactar… La primera mentira de un collar de falacias que llevamos al cuello todos, unos con pesar y otros creyendo que les favorece y dando palmas.
No sé ustedes, pero yo ya soy impermeable, qué digo impermeable, refractaria, a la acción de estos histriones y a la difusión de sus interesadas y, algo mucho peor, soporíferas, peroratas fabricadas para TikTok.
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