Atlético de Madrid

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Carta al Cholo

La Razón
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Estimado, querido, admirado, idolatrado Diego Pablo Simeone: Aquí una admiradora, una esclava, una amiga, una sierva. Ayer se cumplían seis años de su feliz advenimiento al Club Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva y quisiera agradecerle tantas cosas que creo que voy a reventar de felpudismo. Podría reseñar sus números, sus triunfos, los títulos, pero me voy a quedar en la ilusión recuperada y en el orgullo que resucitó entre esta parroquia de gentes con una singular manera de entender el fútbol y también con la percepción de que somos la mejor afición del mundo cuando yo creo que la exigencia también es parte de lo que debería ser la mejor afición del mundo y no es el caso. Aquí hemos tragado con bacalás importantes y tragamos con un palco que nos dice que el sentimiento no es lo que se lleva. Fíjese Vd lo calados que nos tienen estos dos humoristas. A lo que voy, que quisiera agradecerle todo lo que nos ha dado (más allá de los títulos) y quisiera también hacerle algunas consideraciones que no sé si se le escapan o directamente le gusta que sepamos que no se le escapan pero que estas son sus reglas. Mire, igual este artículo o lo que sea se me vuelve en contra. Se lo cuento porque la moda entre la gente con pedigrí del Atleti es que hemos sufrido tanto que debemos callarnos para que Vd no se enfade. Estamos un poco presos, no sé si me entiende. Vd apuesta por un jugador que no funciona: hay que callarse y aplaudir. Vd plantea los partidos de manera rácana y sin fuste: hay que callarse y aplaudir. Vd compara a nuestro ídolo con un recién llegado, hace declaraciones sobre él que claramente le minusvaloran, no le da ni bola en las ruedas de prensa, no le reconoce ningún mérito mientras que otros jugadores con ninguna vinculación con los colores tienen siempre su reconocimiento y cercanía. Mire Vd, querido Simeone, no sé si sabe que Torres es sagrado, que él nunca le hará un feo en público, que va a aguantar sin rechistar. Querido Diego Pablo, sepa Vd que se le adora, que besamos por donde pisa, pero que nadie está por encima del escudo. Y Fernando, siendo parte del árbol al que se encarama el oso, lo sabe. Bájese Vd de la copa que no le hace falta decirnos continuamente dónde está. Un abrazo de gol y mis mejores deseos para 2018.