Marta Robles

Como nosotros

Ahora que la Justicia acaba de suspender cautelarmente la prohibición del burka en Reus, quiero repetir, por enésima vez, que el burka es inconstitucional y que, por tanto, no debería consentirse en nuestro país. El burka discrimina a las mujeres, incluso aunque se lo pongan «libremente» –y entrecomillo libremente, porque todos sabemos que es una «libertad» cercenada por la religión y el dominio machista–. Tan bochornosa prenda, que atenta contra la salud de las mujeres que la llevan, consigue, además que no sean tratadas de igual forma que el resto de las personas de la sociedad. Por lo tanto, no debería tener cabida entre nosotros, como tampoco esa hipocresía absurda que nos lleva a respetar unas normas religiosas que atentan directamente contra nuestra Carta Magna. Hasta que no seamos capaces de establecer que ninguna religión, sea la que sea, puede saltarse nuestras normas de convivencia establecidas estaremos no sólo contribuyendo a la desigualdad sino, también, siendo cómplices de la barbarie que hace que tantas mujeres vivan encerradas en sus cárceles de tela, y sean tratadas como ciudadanas de segunda. Si por mí fuera, lucharíamos también por sacarlas de esas prisiones en el mundo entero; pero ya que eso, según algunos, sería inmiscuirse en otras culturas y formas de vida, al menos reivindico que quien quiera vivir entre nosotros asuma que tiene que vivir como nosotros y conforme a nuestras leyes, independientemente de su religión.