Albacete

Depresión

La Razón
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El otro día estuve leyendo una entrevista con el presentador de televisión Jorge Javier Vázquez. Cada cual tiene sus referentes y yo tengo los míos, oigan, qué pasa. No me gusta todo lo que conduce pero me parece un tipo listísimo y que domina el medio como pocos. Siempre se sale y está comodísimo, como en zapatillas de cuadros de caminar por casa. Y además, su madre es de Albacete y yo ahí ya encallo de cariño y empatizo a lo bestia. Contaba Jorge Javier que hace unos meses pasó por una depresión muy fuerte sin motivo aparente. Es más, cuando se sentía mal repasaba su vida y no encontraba razones a su estado. Tenía trabajo, éxito, pareja, amigos, dinero y salud. Nada hacía presagiar que en su cabeza estaba estallando una tristeza casi paralizante. No tenía ganas de salir de casa, estaba apático, poco participativo en cualquier circunstancia diaria. Afortunadamente no pasó por otro estadio que a veces conlleva la depresión y que te asoma a las ganas de desaparecer. Decía Vázquez que se sorprendió muchísimo cuando acudió a su médico y después de un examen hormonal le diagnosticó este trastorno psiquiátrico y detallaba que su tratamiento jamás había incluido antidepresivos sino fármacos para regular sus niveles hormonales. «Yo no sabía lo que era la menopausia» añadía Jorge, pero suponía que ahora lo tenía mucho más claro. Me sorprendió mucho y para bien la referencia a ese periodo por el que pasamos las mujeres y que no siempre se entiende. La menopausia deja a muchas mujeres incompletas: se sienten mayores de golpe, inservibles, se sienten (nos sentimos) más cerca del final de muchas cosas que hasta ese instante nos mantenían firmes, hermosas, apetecibles. Pero a todo ese estado de ánimo habría que sumarle un tobogán hormonal que no somos capaces de controlar por nosotras mismas y que deriva en un montón de estados de ánimo de los que no se nos puede culpar ni hacer responsables. Y esto algunos hombres (muchos, desgraciadamente) no lo comprenden, no nos entienden. «Es una histérica», dicen. Me temo que aún existen muchas cosas y vertientes que desconocemos los hombres y las mujeres sobre el sexo contrario y me barrunto que aún no estamos en el camino de entendernos en nuestra totalidad. Hacer el intento sería cojonudo. Prueben, que no cuesta dinero.