Cástor Díaz Barrado

El sueño corso

La Razón
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Los nacionalistas de Córcega sueñan con tener autonomía y disfrutar de autogobierno. El nacionalismo corso envidia a Cataluña y eso que los votantes nacionalistas en Córcega representan un porcentaje mayor que los nacionalistas catalanes en relación con toda Cataluña. Francia es un estado democrático y respetuoso de los derechos humanos y ello no impide que mantenga niveles bajos de autonomía para Córcega. El discurso en España en relación con las reivindicaciones de los nacionalistas está envenenado y todavía no se ha llegado a identificar que las verdaderas víctimas son quienes defienden simultáneamente su condición de españoles y catalanes. Hace tiempo que se han sobrepasado todos los límites. Francia no quiere que le suceda algo así y pone freno de antemano a muchas de las situaciones a las que se enfrenta España en la actualidad. La descentralización ha sido un acierto en la configuración del estado español en 1978 pero no se puede proceder a una atribución desordenada de competencias a las comunidades autónomas. Las materias de educación deben quedar en manos del estado central. Francia así lo hace con Córcega y ni por ensueño los nacionalistas corsos tendrán en su poder los mecanismos que les permitan establecer el marco de la educación. El sueño de una parte de la población corsa se desvanecerá y tan sólo aspira a tener un grado de autonomía mínima que les permita expresar su identidad. En Cataluña sucede todo lo contrario, una parte mayoritaria de la población tiene que sumarse necesariamente al ideario independentista, por lo menos hasta hace poco, puesto que las posiciones secesionistas controlan los resortes de la comunidad autónoma y disponen de fondos que les permiten llevar a cabo políticas en favor tan sólo de sus intereses. Pretenden que todo lo que sea expresión de lo español debe desaparecer. Francia no permitirá nunca que esto suceda en Córcega. La población corsa únicamente aspira a que su lengua sea cooficial sin que se ponga en entredicho el uso del francés. Nada que ver con lo que sucede en España. Algunos medios de comunicación catalanes reprochan el uso del español. La intransigencia nacionalista no tiene límites. La población corsa tiene derecho a usar la lengua corsa en público y en privado pero la población franco-parlante en Córcega dispone también del mismo derecho. La cultura y la lengua españolas deben mantenerse en Cataluña porque ello es plenamente conforme con el respeto de los derechos humanos. Lo contrario supone una violación de las normas internacionales.