Acoso sexual

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La Razón
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Procesalmente y, según me dicen algunos amigos penalistas de los que me fío, el juicio sobre la presunta violación de una chica en las fiestas de Pamplona por parte de cinco hombres, está siendo impecable. Lo está siendo que admita el tribunal como prueba las redes sociales de la que dice ser la agredida, sus fotos posteriores al día de autos, su estado mental después del supuesto forzamiento. Me indican esos amigos que, de no admitir esas pruebas, incluso, el hecho de rechazar los informes de un investigador privado contratado por la defensa de estos cinco varones, estaría en contra de la norma. Los derechos fundamentales de las personas, la Constitución, el Tribunal de Derechos Humanos refrenda que estas cosas pasen el corte y que aparezcan entre los argumentos de los defensores de estos hombres que fueron a pasar unos días a los Sanfermines sin ningún ánimo añadido, a pesar de sus wasap. Por lo que dicen los que saben, no hay mácula en lo que está ocurriendo y es comprensible que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra haya decidido que la última sesión del juicio vaya a ser pública. El letrado que lleva la defensa de estos chavales ha dicho que lo que le preocupa son las amenazas que está recibiendo. Y estos cinco jóvenes merecen que alguien les represente y que se esgriman todos los recursos para salgan de esta con su penita apropiada. Si todo esto que te dicen y que comprendes y aún así te cuesta, si todo esto que tienes que triturar para no vomitar, si toda tu templanza está al límite y dices «pues yo creo que son una panda de hijos de puta y que ya está bien que las mujeres tengamos que demostrar que podemos seguir con nuestras vidas a pesar de haber cerrado los ojos mientras cinco mierdas te penetran por donde les des da la gana», la respuesta es «tú no eras así, qué te pasa», has llegado a la meta. Después de esto seguramente van a desconfiar de tu criterio, de tu raciocinio, de tu capacidad para discernir, de tus ganas de respetar el estado de Derecho, de tu escrupuloso gusto por la presunción de inocencia. Ay, la presunción. La presunción de ellos por encima de la de ella. Hermoso. Venga, a ver si me opero y me cambio la cabeza porque por lo visto soy un peligro para la legalidad vigente.