María José Navarro

Los afortunados

Pues miren, ya se nos ha pasado a los colchoneros el sofocón del sábado pasado, que fue gordo y doloroso. A muchos de Vds, sin corazón rojiblanco, les costará entender que en tan poco tiempo esté la Nación Colchonera ya de nuevo en pie y en armas, pero es que nosotros somos así: duros, inconscientes, disfrutones. Estuvimos en Segunda hace bien poco y ya nos ven, recorriendo Europa con la familia, ganando cosas, pisando rastrillos y dándonos abrazos, tan contentos de ser como somos, de las cosas que nos pasan. Pasado el disgusto pues, llega el momento de dar las gracias. Gracias en primer lugar a los aficionados rivales que celebraron con mesura y respeto, sin echar sal a la herida, por entender y apreciar la situación. Gracias también a los que celebraron sin estilo y de manera grosera por ahorrarnos el esfuerzo de explicar de nuevo por qué estamos en este bando. Gracias a los que se acordaron de nosotros el día de la derrota. Gracias principalmente a esos jugadorazos, al capitán Gabi por dar lección tras lección y al Cholo Simeone por enseñarnos muchas más cosas de las que se ven a simple vista: que con trabajo y fe se puede, que quizá un Ferrari brille más que una Vespa pero que esa moto que te curraste con esfuerzo te deja en el destino mucho más erguido. Gracias a los atléticos que se han ocupado estos días de levantar a los que han necesitado más tiempo para recuperarse. Gracias a Ramontxu, por venir el lunes a abrazarme con un paquetito que llevaba dentro un precioso reloj a rayas rojas y blancas. Y gracias a aquellos que nos metieron este veneno: qué suerte tenemos de ser del Atleti.