Cine

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Miren

La Razón
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Querida Miren Gaztañaga: Perdona que te escriba en castellano, que ya me gustaría hacerlo en euskera. Me pasé un tiempo en la Euskal Etxea de Madrid intentando aprenderlo, pero el resultado fue justo a mi nivel: pasé dos años, luego lo hablo como un niño de dos años. Seguro que no te sorprende esta torpeza. Soy de Albacete y doy mucho el coñazo con que soy de Albacete así que me incluyo ya entre los fachas, paletos, catetos y atrasados culturalmente. Te preguntarás por qué fui a intentar aprender euskera siendo de Albacete y es una buena pregunta. Quizá se trate de respeto, no sé, algo así. Verás, Miren, la verdad es que voy a ir a ver la película en la que apareces. Primero, porque me da lo mismo lo que pienses de los españoles. Si tuviera que consumir cine, música o lectura por lo que opinan o hacen sus protagonistas, seguramente tendría que quedarme en casa. Estoy convencida de que «El guardián invisible» es una buena película y entretenida, porque el libro del que parte lo es. Estoy convencida de que es absurdo hacerle boicot como propugnan algunos vanguardistas del españolismo porque van a conseguir justo lo contrario. Segundo, porque para, según y qué cosas, los españoles, esos que te pillamos justo debajo, no entendemos la ironía. Nos indignamos mucho con «La patria de los vascos» de Sabino Arana sin entender que es un libro de humor, un libro de humor no muy pulido, bastante grueso en sus líneas de humor, pero de humor al fin y al cabo. Tercero, porque no te mereces la que te está cayendo sin intención. No se pueden decir las cosas que dijiste en serio y sin matices, es demasiada brocha gorda y no tienes pinta de chafarrinón. Seguro que eres más de trazo fino. Y cuarto, porque cada vez me gusta más Marta Etura. No por lo que piensa, no por ser una buena actriz, una mujer preciosa y discreta, sino por ser tan valiente, por no tambalearse. Ah, y además, porque has resucitado a Willy Toledo del que me declaro fan. Soy absolutamente fan de Willy Toledo que ha llamado lameculos a Marta. Que sería del mundo sin él, sin mí, y sin gente que dijera chorradas. Todos somos contingentes, pero algunos somos, además, necesarios. Muxu handi bat, Miren. Bihotza.