Fernando de Haro

No es broma

No es una bravuconada. La amenaza de Al Qaeda del Magreb Islámico no se puede tomar a broma. Habla en su nuevo comunicado de «disponerse al sacrificio» para responder a la detención, hace unos días, de ocho personas que formaban parte de una red que enviaba yihadistas a combatir a Siria desde Ceuta. AQMI, con su retórica habitual, reclama las dos ciudades españolas del norte de África, y critica, lo que es bastante relevante, la colaboración del Gobierno de Marruecos con nuestro país. Mensaje que remueve el imaginario antiespañol y que deja un recado al Ejecutivo de los islamistas moderados y al rey Mohamed VI. El yihadismo siempre tiene como principal enemigo a los de casa.

El Sahel se ha convertido en los últimos años en uno de los principales focos del terrorismo islamista. Algunos llegan a compararlo con Afganistán, seguramente exagerando. Pero lo que ha ocurrido en Mali nos permite hacernos la idea del poder que han conseguido los que se denominan combatientes de Alá. Controlan grandes extensiones de desierto sólo conocidas por ellos y se pueden hacer con estados fallidos. La diferencia con Oriente Próximo es que todo esto sucede a pocos kilómetros, al lado de Canarias. La frontera sur es de la que menos nos ocupamos y es, sin duda, la más decisiva para nuestra seguridad.

La historia permite sacar varias conclusiones. Primera: Europa y España, si quieren tener paz en su frontera sur, deben apoyar un islam auténticamente religioso, un islam del pueblo, es el mejor antídoto contra la ideología. Mejor olvidarse de fomentar un secularismo a la occidental. No será aceptado. Segunda: la intervención en Mali era necesaria. Tercera: armar más a la oposición de Assad en Siria es fomentar la yihad que tenemos más cerca. Volverán de la guerra, a la que se han marchado desde Ceuta, con más ganas de luchar.