Al portador

Comedia, faraute y derrota provisional

«Feijóo le ganó el debate de investidura a Sánchez por incomparecencia, pero los dos convencieron a sus clientelas»

Manuel Fraga (1922-2012) solía decir que «en política todas las victorias son efímeras y todas las derrotas provisionales», algo que sin duda tenía presente ayer en el Congreso de los Diputados Alberto Núñez Feijóo, su último sucesor al frente del Partido Popular. El líder de los populares perdió la investidura –la volverá a perder mañana– pero le ganó el debate a Pedro Sánchez, que evitó comparecer y, en un intento grosero de despreciar a su adversario, envió a la tribuna de oradores a Óscar Puente, una especie de «faraute con descomedida arrogancia», como si fuera un personaje de Ramón López Soler (1808-1836), el romántico precursor de la novela histórica, autor de «Los bandos de Castilla», que no consta que haya leído el desabrido ex-alcalde de Valladolid. El presidente en funciones volvió a sorprender a todos con su mensajero, que es lo que significa faraute, un término muy querido por Baltasar Gracián (1601-1658) y Emilia Pardo Bazán (1851-1921). Sánchez, además, desairó y denigró al Parlamento en una etapa más hacia su futura investidura, aunque Aitor Esteban (PNV), quizá para subir el precio del apoyo, deslizó la duda de unas nuevas elecciones. Puente, faraute de Sánchez, fue grosero y embarró el terreno desde sus primeras palabras. Indignó a muchos, pero en la Moncloa creen que encandiló a su clientela mayoritaria y también a la que se iba a quedar en casa pero votó en el último minuto para impedir un Gobierno del PP, con la excusa de que tendría el apoyo de Vox. El de Valladolid, que espera una recompensa por su actuación, además, colocó en éxtasis a los tertulianos y columnistas «hooligans» sanchistas y a los «indepes» o asimilables. Fue un patán, pero cumplió su misión. No pedirá nada, pero espera una recompensa, un ministerio dicen algunos. Feijóo demostró oficio y solvencia parlamentaria, retranca gallega incluida. Consolidó su liderazgo, convenció a los suyos y quizá también atrajo a algunos fronterizos, a unos con su contundencia ante los indepes y la amnistía y a otros con propuestas económicas muy socialdemócratas con mínimos guiños liberales. Ha perdido la investidura pero, tras lo que él llamó «comedia», se aferra a que «todas las derrotas son provisionales», según el manual político de Fraga.