El trípode del domingo

«Cristo Rey del universo»

Hoy domingo es el centenario del reconocimiento de Cristo como Rey del universo, casi coincidiendo con el cincuentenario del restablecimiento de la monarquía en España

Hoy 23 de noviembre es el último domingo del actual año litúrgico, y la Iglesia lo conmemora con la solemnidad de «Cristo Rey del universo». Fue instituida por el Papa Pío XI mediante la encíclica «Quas primas» el 11 de diciembre de 1925, siendo ahora su centenario. Eran tiempos muy difíciles en un mundo –y en especial en Europa– que estaba recuperándose de la tragedia de la Primera Guerra Mundial, que ocasionó cuantiosas pérdidas humanas y dañó su economía con grandes problemas, quedando sumida también en una acusada pérdida de fe. En esas circunstancias, Pío XI lo proclamó justamente en el 1600 aniversario del Concilio de Nicea, que en 325 acabó con la herejía arriana reconociendo la Divinidad de Jesucristo, Dios y Hombre verdadero en la unidad de su Persona. En la encíclica afirmó que el mejor modo de que la sociedad civil obtenga «justa libertad, tranquilidad y disciplina, paz y concordia, es que los hombres reconozcan pública y privadamente la realeza de Cristo». Es un reinado que, aunque «no es de este mundo», reconoce que Cristo posee una autoridad universal sobre toda la creación y sobre todo corazón humano. Es obvio que Jesús no es un rey político o terrenal, sino que lo es por amor, expresado mediante su entrega en la Cruz. Es un reino de verdad, justicia, santidad y gracia; un reino de amor, paz y caridad. Que tiene por trono la Cruz y su corona es de espinas. España tiene una especial vinculación con ese reinado reconocido mediante la «Gran Promesa» recibida en Valladolid por el joven beato Bernardo de Hoyos, el 14 de mayo de 1733. El Señor le afirmó que Él «reinaría en España y con más veneración que en otras muchas partes». Ese reinado espiritual en el corazón de todos los hombres que prometió sería más intenso y presente en España, se extendería por la España que incluía, además de la ibérica, la de Ultramar, y que hoy representa la «porción más grande de la Iglesia», en expresión de san Juan Pablo II. Precisamente, apenas unos meses después de la «Quas Primas», en 1926 se desencadenó en México la «guerra cristera», persecución religiosa que intentaba acabar con la fe de los seguidores de Cristo que morían ajusticiados al grito de «¡Viva Cristo Rey!». La Cristera se extendió entre 1926 y 1929, y 10 años después, hubo otra persecución religiosa y la Guerra Civil española de 1936-1939. Hoy domingo es el centenario del reconocimiento de Cristo como Rey del universo, casi coincidiendo con el cincuentenario del restablecimiento de la monarquía en España, en la persona de Juan Carlos I, y hoy de Felipe VI.