Bruselas

Impulso por el empleo

El presidente del Gobierno anunció en Sitges la aprobación de un plan para reforzar la competitividad de las empresas españolas, que estará dotado con 6.300 millones de euros, y que forma parte de una estrategia más amplia de impulso económico, en la que se incluyen medidas fiscales y de fomento del empleo. El anuncio confirma que, tras haberse acometido la imprescindible fase de saneamiento y estabilización de las cuentas del Estado, la economía española cuenta, por primera vez desde el comienzo de la crisis, con cierto margen financiero para potenciar el crecimiento. No hay, pues, secreto alguno que explique el cambio de la situación, como tampoco se deben buscar explicaciones de oportunidad política y electoral al anuncio de unas medidas que, con ligeras variaciones, estaban previstas en el proyecto del Programa Nacional de Reformas que el Gobierno remitió a Bruselas a finales de 2013. Tal vez, la mayor novedad sea –junto con la cuantificación de las inversiones– que se confirma la aceleración del proceso de recuperación, lo que no deja de ser una magnífica noticia, aunque sus efectos todavía no acaben de ser percibidos por el conjunto de la sociedad. Pero, en definitiva, lo que cuenta es que las bases del proceso están asentadas y que ninguna de las medidas de impulso previstas podrían financiarse sin el saneamiento previo llevado a cabo durante estos dos últimos años gracias al esfuerzo de todos los españoles. Sólo la reducción de los intereses de la deuda –con la prima de riesgo en niveles anteriores a la crisis–, supone la diferencia entre una política de contención forzada y la posibilidad de llevar a cabo inversiones públicas con efecto multiplicador. Conviene recordar estos sencillos principios de economía cuando resurgen en el panorama español populismos de nuevo cuño, pero de viejas raigambres totalitarias, con fórmulas magistrales que nunca tienen en cuenta que el dinero de los presupuestos generales no crece en los árboles, sino que proviene del esfuerzo fiscal de la sociedad, que no es infinito. El presidente del Gobierno también anunció a los empresarios catalanes que los datos del desempleo del pasado mes de mayo confirmaban la tendencia de recuperación del mercado laboral. Sin duda, en la lucha contra el desempleo está la piedra de toque de todo el proceso de reformas llevado a cabo por Rajoy, y a ese objetivo van destinadas la mayor parte de las medidas de estímulo. Pero éstas no darán resultado por sí solas. Es preciso que la recuperación de consumo interno y de la inversión de las pequeñas y medianas empresas alcance el mismo ritmo que la macroeconomía. Y ahí es determinante el alivio de la presión fiscal, que convendría completar con una reducción de las cotizaciones sociales, como ha hecho Manuel Valls en Francia.