Aquí estamos de paso

Florituras de aves en celo

A la famosa amnistía la están poniendo presentable para poder sacarla a paseo

El estrépito incesante de las bombas, los lamentos, los cuerpos polvorientos de los heridos y la inminencia del ataque, ese drama lejano que nos concierne como especie y nos afecta como europeos, amortigua el latido –que tampoco cesa– del melodrama medio bufo medio académico de la supuesta negociación, compleja dijo Sánchez que era, para una supuesta normalización de la supuesta anormalidad existente en el supuesto diálogo entre Cataluña y España. O, por precisar, entre Cataluña y el resto de España. Todo se supone, que es lo que le pasa a los argumentarios cuando son flojos o inconsistentes: hay que suponer lo que no se ve ni se explica ni se puede defender con un mínimo de empaque. Para eso está la fe, para asentir ante lo que ni es razonable ni tiene fundamento. Te lo crees, y punto. Se supone. Como la historia de buenos y malos en que algunos convierten lo que está sucediendo entre Israel y Hamas, que eso sí es complejo, no lo que tiene Sánchez sobre la mesa.

Pero quería que estas líneas de página de prensa centraran hoy el foco en esto último, más que en ese conflicto que nos estalla al otro lado del mar y sobre el que ya opinan y opinamos acaso más de lo que pudiera considerarse razonable. Sobre todo teniendo en cuenta lo cambiante de un paisaje que no se resume en la simple ecuación de buenos y malos a la que tan común resulta acudir. A ver qué pasa y a ver cómo nos termina afectando.

Convendría que ese inquietante latido de la guerra no nos termine alejando del juego de mentiras o medias verdades que están ejecutando los amantes futuros y sus danzas nupciales alrededor de la formación de gobierno en España. Más que nada, para sacudirnos esa sensación de que siguen considerando que la población en general se enfrenta al espectáculo de la política creyéndoselo todo como si fuera boba.

Lo pienso al volver a escuchar que está difícil lo del reentronamiento de Sánchez por la vía del apoyo del otrora fugitivo y hoy exiliado ilustre Puigdemont. No se crea usted nada, señora, como diría mi compañero de página, el profesor Rodríguez Braun. El asunto está hecho. A la famosa amnistía la están poniendo presentable para poder sacarla a paseo y que nos traguemos ovinamente sus porqués. Y la supuesta dureza en sus posiciones de la que presumen los independentistas es en realidad maquillaje, falsedad publicitaria de la señorita Pepis. Unos y otros, socialistas de Sánchez e indepes de Puigdemont, incluida Esquerra, necesitan que parezca que aprietan al del otro lado de la mesa. El teatro es también atributo de la política.

Pero no se engañe, amiga amigo lector. Es una representación. Estamos en el cortejo, y el tiempo que se deja hasta la investidura es en realidad el de esos movimientos de toma y daca para que parezca que esto es cosa seria.

Y si tiene dudas, trate de responderse a estas dos preguntas. ¿Es capaz Sánchez de cualquier cosa con tal de seguir al frente del gobierno? ¿Desaprovechará Puigdemont con exigencias imposibles esta oportunidad única de volver a casa limpio de culpas?

Pues eso. Impostura, mentira pública, liturgia «fake» alrededor de una oportunidad personal para los dos actores principales que ninguno desaprovechará. Política de baratillo movida por razones nada generosas. Florituras de aves en celo.