
Sin Perdón
El fracaso económico de Sánchez
«El modelo sanchista es muy fácil de gestionar, porque no cumple las reglas y se beneficia de una permanente borrachera de deuda y déficit público»
Estamos ante un espejismo. Ningún gobierno socialista ha sido capaz de desarrollar una política económica solvente y eficaz. Sus ministros fueron un auténtico desastre. Es cierto que algunos estudiaron economía, pero lo hicieron con muy poco provecho. Todos fueron intervencionistas y confundieron los deseos con la realidad. La influencia de las concepciones marxistas y su aplicación comunista en la Unión Soviética y los países que estaban en su órbita explica esta situación. No hay más que leer los manuales de la época y los libros que estaban de moda. Todavía recuerdo uno que defendía que los incas eran comunistas. La realidad objetiva es que los modelos intervencionistas han sido, son y serán un enorme fracaso. El escenario macroeconómico que dejaron en 1996 y 2011 era catastrófico, aunque en mayor medida en este último año. Ahora sucede lo mismo, aunque estamos enganchados a una espiral de endeudamiento. Esto hace que parezca que la economía va muy bien. No es cierto. Es la consecuencia de una política irresponsable e incoherente basada en el despilfarro. El modelo sanchista es muy fácil de gestionar, porque no cumple las reglas y se beneficia de una permanente borrachera de deuda y déficit público. Por supuesto, con los habituales malabarismos de los malos economistas.
No hay que sorprenderse, porque la vicepresidenta estudió medicina, que es una carrera admirable, pero no otorga una cualificación reseñable en esta materia. Creo que es una de las peores gestoras desde que existe esta cartera ministerial. Luis López Ballesteros fue un brillante ministro que fundó la moderna Hacienda española y al que me he referido en otras ocasiones. Creo que se sentiría abochornado ante el desprecio de Sánchez al nombrar a Montero. Es incapaz de presentar un proyecto de Presupuestos Generales tal como exige la Constitución. Otro aspecto que siempre me ha llamado la atención es el desinterés por la liquidación presupuestaria, ya que una cosa es lo que se aprueba y otra su ejecución. Es algo que no sucedería en ninguna empresa seria. Alberto Nadal mostró este martes en La Razón que hay otra política económica basada en el rigor, la eficacia, la creación de empleo sólido, la reducción del déficit y de la deuda pública. Es la diferencia entre los gobiernos del PP y las chapuzas del PSOE.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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