El canto del cuco

Sobre la otra derecha

Vox se ha convertido en el principal argumento electoral de Sánchez para mantenerse en el poder. Es su garantía

La otra derecha, la próxima al margen, considerada por eso marginal o ultra, anda estos días más agitada que de costumbre. Su principal representante es Vox, que conserva en torno al 14 por ciento del electorado y que atraviesa una ostensible crisis interna, que se ha puesto de manifiesto con la marcha, huyendo de la quema, del líder del partido en Castilla y León, Juan García-Gallardo y la rebelión de tres de sus procuradores. Pero el malestar dentro con la dirección nacional está muy extendido. Se ve en el goteo constante de dimisiones, con la salida de figuras relevantes. Los que se van hablan de «clima irrespirable» desde que Ignacio Garriga tomó las riendas de la organización. La última decisión que ha provocado gran desconcierto ha sido la elección del grupo europeo «Patriots for Europe» de Marine Le Pen y Viktor Orbán, dicen que por la «financiación húngara», en lugar de aliarse con la italiana Meloni. Un viraje llamativo. El caso es que el rostro inicial de Vox empieza a ser irreconocible. Sus fundadores y sus personajes más conocidos se han largado. Sólo queda Abascal.

Una de esas figuras que abandonó la empresa es Iván Espinosa de los Monteros, del ala más liberal, al que se atribuye capacidad para reconstruir esa otra derecha sobre las bases originales de Vox. Se sabe que ha tenido algún encuentro con Luis «Alvise» Pérez, el impulsor de SALF, al que apoyan unos ochocientos mil votantes. Este le ha propuesto que encabece él el movimiento para unir a todos los grupos de la derecha contra el sanchismo. «Alvise» se haría a un lado y le dejaría a Espinosa de los Monteros la cabecera del cartel. Este ha declinado por ahora el ofrecimiento y ha pedido que se entiendan PP y Vox «para echar a Sánchez», acuciante tarea. Algo se está moviendo en ese espacio magmático e imprevisible, que recibe en estos momentos un fuerte impulso internacional.

Existe, sin embargo, la percepción general de que el nuevo Vox de Garriga está más interesado en consolidar y ampliar su espacio en la derecha que en acabar con el sanchismo. De ahí su oposición al Partido Popular, especialmente descarada en las redes sociales. La crítica es más dura que al Gobierno. Se ensañan, sobre todo, con Feijóo, lo mismo que los sanchistas. Vox se ha convertido en el principal argumento electoral de Sánchez para mantenerse en el poder. Es su garantía. Por eso hace todo lo posible, sin éxito, para que Vox crezca a costa del PP, mientras despotrica contra el peligro ultra.