Aquí estamos de paso

Pronóstico

En mayo será el comienzo del fin de la nueva política. En diciembre la recuperación definitiva del bipartidismo

Hubo un tiempo en el que hasta los más ingenuos biempensantes creímos que se podría reequilibrar la política española con un saludable recorte del bipartidismo por la banda izquierda y el círculo central. Jugaría en la primera Podemos como alternativa o contrapeso a un partido socialista de cintura limitada y por el centro una formación como Ciudadanos, con esa singular ambivalencia de los partidos bisagra destinados a sostener y enmendar a derecha o izquierda según la oportunidad que brindase la aritmética política. Los primeros, Podemos, muy ideologizados, como corresponde a la izquierda tradicional. Los segundos, Ciudadanos, más bien pragmáticos y políticamente asexuados, con el fin de ajustar su carácter de palanca al lado pertinente cuando su acción fuese requerida. En realidad, se parecería bastante a lo que hicieron los nacionalistas en las legislaturas postconstitucionales: colaborar con el mayoritario de turno, para conseguir beneficios políticos propios y de gestión para su público.

Pero aquello ya está lejos de ser una posibilidad. Ni siquiera un anhelo. La candidatura del nonagenario Ramón Tamames a la presidencia del gobierno en la moción de censura de Vox es la constatación hispánica y bufa del fracaso de las alternativas a los grandes partidos.

Sólo Vox y el gobierno parecen tomarse en serio esto de la «tamamada». Por razones bien distintas. Los primeros, porque metidos ya en su propia trampa no van a protestar como ratones en cepo. Se lo han puesto ellos mismos. Moncloa, sin embargo, tiene en la representación bufa que alimenta la vanidad del otrora candidato pecero una oportunidad de avivar el mensaje de la extrema derecha, que no sólo quiere recortar derechos, sino que se embarca en polémicas estériles que desgastan y desprestigian la política. Argumentario simple, pero puede que eficaz.

Desde Iván Redondo y aquella operación magistral de desestabilización del PP que fue poner al mismo nivel a Ayuso y Sánchez en la ya histórica cumbre de las banderas en la Puerta del Sol, en Moncloa andan flojitos de ideas resultonas y esto de Vox y Tamames es un clavo que no arde lo suficiente como para no agarrarse a él.

Al final serán PP y Psoe los que se beneficien de esta política tan escasamente inteligente por parte de quienes parecían destinados a deshacer bloques. El nivel de estos flancos alternativos es tan pobre, la insolvencia del poder de Podemos, ahogado en su imperdonable incapacidad para reconocer errores y su sectarismo de corto recorrido, tan evidente, que hacen buenas aquellas torpes ambiciones personales que empezaron a cavar la tumba de los alternativos. Al lado de lo de Tamames, la ambición ciega de Rivera, que pudo convertir a Ciudadanos en partido de gobierno más allá de los poderes autonómicos, y la pereza moral y política que sacó del gobierno a Iglesias, más amigo de pontificar y enredar que de gestionar y decidir, se levantan como errores menores.

La última esperanza cultivada desde la izquierda se llamaba Yolanda Díaz, pero tampoco parece ya tener fuelle. Ni está ni se le espera. Ni sabe ni contesta. Tanto ponerse de perfil ha terminado perdiéndolo.

En mayo será el comienzo del fin de la nueva política. En diciembre la recuperación definitiva del bipartidismo. Uno no es politólogo, pero apúntenme este pronóstico, para comentarlo en unos meses.