Sin Perdón
Sánchez, de lío en lío
«Con Israel ha conseguido crear una crisis diplomática cuando ejerce, además, como presidente de turno de la UE»
El presidente del Gobierno ha decidido actuar contra el Poder Judicial como si fuera Gengis Khan recorriendo las estepas asiáticas para extender su imperio a sangre y fuego. No entiendo muy bien por qué tiene interés en ganarse tantos enemigos, pero no dudo de que tendrá sus razones. No solo con este tema, sino que parece que es su estrategia en este nuevo mandato. El Supremo le ha tumbado el nombramiento de Valerio como presidenta del Consejo de Estado, porque «no es una jurista de reconocido prestigio». Con Israel ha conseguido crear una crisis diplomática cuando ejerce, además, como presidente de turno de la UE. La comenzó hace unos días, pero no se quedó satisfecho con el lío que organizó, sino que este jueves perseveró al afirmar que tiene «serias dudas de que Israel esté cumpliendo con el derecho internacional». Es un comentario algo ligero, porque debe basarse en lo que escucha o lee en los medios antijudíos. No hay más que ver RTVE, que son los canales temáticos del PSOE, o el diario gubernamental que controlan los visitadores de La Moncloa. En cualquier momento hace unas declaraciones advirtiendo de las peligrosas conspiraciones del sionismo internacional al estilo de una pésima película de serie B.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, estuvo muy acertada al decir que «En España gobierna la extrema izquierda. En Italia la hemos derrotado y respetamos el Estado de Derecho». En nuestro caso, Sánchez debe considerar que esto último está en función de sus caprichos e intereses. Tras aceptar la humillación de que el PSOE se reúna con Junts con un relator internacional y elaborar una proposición de ley de amnistía con sus beneficiarios, algo ciertamente insólito en el Derecho Penal, acudirá el 21 de diciembre a Barcelona para ponerse a disposición de Pere Aragonés. Con Puigdemont hay que esperar a que regrese a España, aunque lo podría recibir a pie de escalerilla y rendirle honores militares. No hay que olvidar que «quien paga manda». Por ello, una vez asumido que el gobierno de España es una marioneta de los independentistas, nos tenemos que acostumbrar a cualquier esperpento.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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