Carla de La Lá

Yolanda okupa Podemos

¿Es la nueva candidata, alba, blanca, nívea, casta (como el poema de Alfonsina) un insulto a la inteligencia?

Yolanda Díaz siempre habla de amor e insiste en “una plataforma sin egos”. Y deseamos creerlo, y no cuela; porque el amor (mesiánica-Díaz) habla de todo menos de sí mismo. Si todos los políticos tienen un narcisismo visiblemente hipertrofiado, nuestra loba con piel de cordero más glam, lo exhibe blanco, radiante y en botella de vidrio.

Es evidente. No sé de qué se sorprende nadie, hace años, quizá desde el kinder, Yolanda ya se postulaba, como aspirante a la Presidencia (y bien que hace)... Aunque su campaña oficial comenzó al quemar en una pira su vieja estética CCOO y/o podemita sustituyéndola por un aire femenino y dulce; tan Kate Middleton, tan upper class, tan clasicón (salones nude, mecha pozuelo), tan misayvermut, tan MoralejaGreen, tan Rocío Monasterio... Que ante el resultado y los últimos acontecimientos: “Por fin llegó el día: Hoy empieza todo”, no sabemos si aplaudir o salir corriendo aterrorizados. ¿Yolanda Perón? Luces, focos, flashes, cámaras, gritos y aplausos.

Recordemos ese y otros días. Cuando Yolanda se fue a ver al Papa en Falcon, ya estaba haciendo su campaña electoral en las narices de Sánchez, con el dinero de todos. Un viaje disparatado _en una comunista- ecologista_ para captar el voto católico no practicante a la luz sagrada (para algunes) del Pontífice. Santo Padre, lo llama ella, con su impostada voz de monjita recién confesada. Sin embargo, quiten el volumen de su boca perfilada. Yolanda es dura, implacable, organizada, metódica y de ninguna manera continuista. Yolanda Lanister ¿No es un poquito Cersei? Cualquier mujer inteligente, atlética y narcisa podría serlo.

Escuchen su alegato final del domingo: “Con toda humildad _dice_ doy un paso adelante para ser la primera presidenta del gobierno español”. Ya era hora, por otra parte. ¿Y dónde están el resto de las necesarias candidatas? ¿En la cabaña del leñador con las tres hadas? ¿Llegará a la política española una mujer tan certera como para atinar en la diana de nuestra intrincadísima necesidad de liderazgo? ¿Será tan resistente, granítica, tan bárbara, tan prodigiosa y tan engendro como para alcanzar la Moncloa y quedarse?

He visto los debates y videos de las mujeres de nuestra política uno por uno. Las he escuchado sin mirarlas para después observarlas quitando el volumen, que es como se conoce verdaderamente a un político y a cualquiera. Pruébenlo y descubrirán con asombro al que miente, al que es divertido, al que está triste y cuánta ira o cuánto afecto en cada gesto…

Santa Yolanda llega con mitra, báculo y fascia en abril, como los almendros floridos, a vendernos un restyling de Podemos (de manera muy grosera) una nueva primavera donde el 15M está amortizado y sus responsables fuera de juego (por no decir colgados del muro con la lengua fuera y la cara azul): “Estamos cansadas, muy cansadas, de tutelas”. Dice buscando la mirada de Ada Colau, Mónica García, Íñigo Errejón, Alberto Garzón, Joan Ribó, Rita Maestre o Juantxo López de Uralde y sus partidos... Jorge Javier pululando.

Podemos no asiste a la coronación (porque está muerto), ni su fantasma. Ni siquiera para gritar “Boo” y desearle que se pinche el dedo con una rueca y duerma 100 años a la nueva princesa del comunismo caviar.

Consumado es. Yolanda okupa Podemos y Sánchez, complacido, que ponga sus barbas azules a remojar ¿Y si los votantes más izquierdosos y feministas del PSOE se vuelven a la golosa mujer presidenciable y los más centristas prefieren a Feijoo?. ¿Qué sería del PSOE?

Yolanda dice que “te adora”. Corre Sánchez. ¿A qué juega la blanca Papisa de la izquierda? Lo que está claro, es que juega duro mientras imposta la blanda vocecilla, la sonrisa, las manos de gesticulación artefactada, siempre hablando de “amor”, de ternura, de diversidad, de sostenibilidad e insistiendo en “una plataforma sin egos”, absolutamente avasallada por el suyo propio.