Vaticano
Guía para convertirse en cardenal en plena pandemia
El Papa creará mañana trece nueve purpurados, entre ellos un español, con un formato inédito donde no habrá abrazos ni fiesta posterior
Francisco da pasos adelante hacia un futurible cónclave que elija a su sucesor, con otros trece nuevos cardenales de su cosecha. Para hacerse una idea, a partir de mañana la Iglesia contará con 128 purpurados con derecho a voto. De ellos, 73 han sido nombrados por el Papa argentino, 39 por Benedicto XV y tan solo quedan 16 electores seleccionados por Juan Pablo II. O lo que es lo mismo, la mayoría de los ‘príncipes’ de la Iglesia tienen el sello de Bergoglio, lo que permitiría, si el soplo del Espíritu Santo acompaña, que se cumpliera uno de sus objetivos desde que llegó a Roma: no dar pasos atrás en la reforma iniciada.
Pero hasta llegar ahí, de momento, los trece nuevos elegidos deberán recoger su birreta, su anillo y la bula que les acredita como cardenales. Y no todos podrán hacerlo mañana en una ceremonia inédita en la historia de la Santa Sede ante las restricciones marcadas por la pandemia del coronavirus.
De hecho, dos de los nuevos purpurados ni tan siquiera han podido viajar a Roma. Se trata de el arzobispo filipino de Capiz, José Advíncula y del vicario apostólico de Brunei, Cornelius Sim. Eso no significa que no puedan ejercer como tal hasta que no se les entreguen los ornamentos propios. El Vaticano ha ideado una fórmula para que puedan conectarse al acto a través de una plataforma digital y así puedan ser creados cardenales por el Papa a distancia. Más adelante, posiblemente de manos del nuncio de su región, recibirán birreta, anillo y bula.
Para los que sí acudan mañana, tomarán parte en una ceremonia que será muy distinta a las vividas hasta ahora en una jornada en la que la basílica de San Pedro, no solo se viste de gala, sino que suele estar a rebosar, tanto por las delegaciones oficiales enviadas por los países, como por los feligreses, familiares y amigos que se desplazan desde todos los rincones del planeta. No hay que olvidar que en el anterior consistorio se desplazó hasta Roma la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en una visita que se interpretó como un auténtico gesto de deshielo entre Moncloa y la Iglesia. Ahora no se la espera a ella ni tampoco a ningún jefe de Estado o de Gobierno.
Tampoco se podrá ver el abrazo con el que habitualmente el Papa da la bienvenida uno a uno a los cardenales, así como el que reciben del resto de miembros del ‘club’ eclesial. También se ha anulado el saludo posterior que tenía en distintas dependencias del Vaticano. Conocido como el ‘calore’, por el cariño desprendido por parte de quienes se acercaban a ver a los agraciados, la cita podría durar varias horas.
Entre quienes vivirán este extraño consistorio, está el misionero español Celestino Aós. El religioso capuchino, arzobispo de Santiago de Chile, no solo ha tenido que hacer auténticas virguerías para combinar vuelos para llegar a Roma, sino que ha tenido que guardar la correspondiente cuarentena para sumarse a la celebración.
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