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Raúl Castro: «Si Francisco sigue así volveré a rezar»

Tras la reunión, reconoció al Pontífice que «ha sido la visita más importante de toda mi vida». Cuba destaca que el encuentro, de 55 minutos, duró dos más que el que el Papa mantuvo con Obama

El Papa Francisco conversa con el presidente de Cuba, Raúl Castro durante la audiencia privada
El Papa Francisco conversa con el presidente de Cuba, Raúl Castro durante la audiencia privadalarazon

Tras la reunión, reconoció al Pontífice que «ha sido la visita más importante de toda mi vida». Cuba destaca que el encuentro, de 55 minutos, duró dos más que el que el Papa mantuvo con Obama

El Papa Francisco va a conseguir que Raúl Castro vuelva a la fe católica. Lo reconoció el propio líder cubano tras reunirse ayer con el Pontífice en la Santa Sede en un encuentro extraordinariamente largo de 55 minutos, mucho más de lo que suelen prolongarse estas audiencias. Recién llegado de Moscú, donde participó en el desfile militar conmemorativo del 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Castro dio las gracias a Jorge Mario Bergoglio por su labor de mediación para que Cuba y Estados Unidos normalizaran sus relaciones, como anunciaron el pasado mes de diciembre. «Ha sido la visita más importante de toda mi vida», le confesó al Pontífice poniéndose la mano en el pecho.

«He salido de este encuentro verdaderamente impresionado por su sabiduría, por su modestia y por todas las virtudes que sabemos que tiene», contó el líder cubano en su comparecencia ante los medios tras reunirse más tarde con el primer ministro italiano, Matteo Renzi. «Si sigue hablando como lo hace, tarde o temprano voy a empezar a rezar de nuevo y volveré a la Iglesia católica. Y no estoy bromeando». Si se confirmara su conversión, Castro tornaría a las creencias de su infancia, pues está bautizado y fue educado en un colegio de los jesuitas junto a su hermano mayor, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro. «Incluso yo soy un jesuita en cierto sentido», bromeó, haciendo referencia a la educación recibida por parte de miembros de la congregación religiosa a la que pertenece el Pontífice.

El líder de la isla caribeña dijo que lee todos los discursos del primer Papa latinoamericano, el cual ha hecho de la defensa de los pobres uno de los puntos más significativos de su pontificado. Castro quiso mostrarse en la misma longitud de onda y recordó que él es «comunista», por lo que en otros tiempos el reverdecer en su fe le habría acarreado problemas. «En el Partido Comunista de Cuba no se admitía a los creyentes, pero ahora sí que se les permite. Se han dado pasos adelante», aseguró.

Un gran paso

Otro de los temas tratados en la audiencia fue la visita que Francisco realizará a Cuba el próximo mes de septiembre, en una etapa previa a su viaje a Estados Unidos, donde se le espera en Washington, Nueva York y Filadelfia. Castro prometió a Francisco que acudirá «a todas las misas» que celebre en la isla caribeña. «Y lo haré con satisfacción». Aunque aún no se ha hecho público el programa de su estancia en la mayor de las Antillas, se espera que el líder católico esté al menos dos días en ella. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, subrayó hace unos días la importancia del viaje del Papa a Cuba para impulsar «la apertura de la isla».

Las palabras de Castro significan un gigantesco paso adelante para la comunidad eclesiástica local, que ha pasado de la persecución en los primeros años posteriores a la Revolución de 1959 a una paulatina normalización de su situación. La mayor tolerancia comenzó a llegar en la década de los años 90 del siglo pasado y se consolidó con el viaje que Juan Pablo II realizó a Cuba en el año 1998. Desde entonces el régimen comunista recuperó la festividad de Navidad en el calendario nacional. Durante las últimas décadas, la Iglesia ha constituido la única institución alternativa al Partido Comunista en el país y ha ejercido una meritoria labor de mediación entre el Gobierno y la oposición. En este papel ha sido protagonista el arzobispo de la Habana, el cardenal Jaime Ortega Alamino.

Encuentro muy cordial

El Vaticano calificó el encuentro entre Francisco y Castro de «muy cordial». Según explicó el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, el presidente trasladó al Pontífice «los sentimientos del pueblo cubano en la espera y preparación de su próxima visita a la isla». La audiencia, calificada de «privada» por ambas partes, tuvo lugar en el estudio papal del Aula Pablo VI, donde recibió al líder comunista el arzobispo Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia. También estuvieron presentes en la primera parte del encuentro el sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo Angelo Becciu, y el secretario para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Paul Richard Gallagher. Castro, por su parte, iba acompañado por el vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, y otras personalidades. En total eran una docena de personas.

Los miembros de la delegación cubana estaban encantados con la larga duración de la conversación entre su presidente y el obispo de Roma. Recordaban que hasta entonces, la audiencia más larga había sido la que concedió al presidente estadounidense, Barack Obama: se prolongó durante 53 minutos, pero precisó de traducción. En este caso, en cambio, los dos se encerraron a solas para charlar en español. A la salida, el Papa le dijo a Castro su habitual «rece por mí». Con la mano en el pecho, éste le pidió a su vez que se acordase de él igualmente en sus oraciones, a lo que respondió Francisco: «Ya lo hago». Cuando se marchó su interlocutor, el Pontífice agradeció el trabajo de los periodistas presentes y les dijo bromeando: «¡Os he fastidiado el domingo!».

La de ayer no es la primera vez que un presidente cubano acude al Vaticano para mantener una audiencia con el obispo de Roma. Su antecesor y hermano, Fidel Castro, se encontró en 1996 con Juan Pablo II, quien luego le devolvería la visita al acudir a la isla dos años después. Tampoco era la primera vez para Raúl en la Santa Sede, pues en 1997 realizó un breve viaje para cerrar los detalles del histórico desplazamiento que estaba preparando el Pontífice polaco.

El presidente cubano regaló a Francisco un cuadro inspirado en la tragedia de Lampedusa

En las audiencias entre el obispo de Roma y los jefes de Estado o de Gobierno, sean públicas o privadas, siempre resultan significativos los regalos que se intercambian al terminar su conversación. El presidente cubano le regaló ayer a Francisco una medalla de plata conmemorativa de la catedral de La Habana, de la que sólo se han hecho 200 copias. También le entregó un cuadro de arte contemporáneo, en el que se ve a varias barcazas dibujadas unas sobre otras hasta formar una cruz. En el suelo, un inmigrante con chaleco salvavidas se pone de rodillas para rezar frente a ella. La imagen ha sido realizada por el creador cubano «Kcho», quien participó en la audiencia e intercambió previamente cartas con Jorge Mario Bergoglio. Según «Kcho», se inspiró en el viaje del Papa a Lampedusa en julio de 2013 para realizar su cuadro. El Pontífice, por su parte, le dio a Raúl Castro una copia de su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium», diciéndole que en ella encontraría «algunas de esas frases que tanto le gustan». Hacía así referencia a la conversación que mantuvieron antes. El otro regalo fue una medalla que representa a san Martín de Tours, un presente que habitualmente entrega a los mandatarios que recibe en la Santa Sede. Francisco explicó que se trata de un presente que regala con gusto, pues el santo, al cortarse la capa y darle la mitad a un pobre, recuerda «no sólo el compromiso para ayudar y proteger a los pobres, sino también para promover activamente la dignidad».