Codere
Casas de apuestas: el nuevo foco de depresión y suicidio crea yonkis del siglo XXI
El juego patológico alberga un «granero» lleno de pacientes que sufren consecuencias psicológicas, pero también físicas: desde diabetes hasta fibromialgia
A poco más de 20 pasos de la boca de metro de Puente de Vallecas hay una casa de apuestas. A dos minutos paseando, tres más. Y, en las siguientes dos manzanas, otras cinco junto a un gigantesco bingo con parking. "Quien teme perder ya está vencido. ¿Quién se apunta?", reza en uno de los carteles publicitarios. "Las matemáticas no fallan", incita otro. El mundo del juego golpea cada día a uno de los distritos más deprimidos de Madrid. De los más de 60 establecimientos que acoge el barrio, la mayoría se concentra en los alrededores de la avenida de la Albufera. Entre ultramarinos, institutos y salones de manicura se levantan estos centros de ocio que, además de satisfacer las falsas ilusiones de ganar dinero, se han convertido en focos de ansiedad, depresión y fibromialgia. ¿Cómo? Con capciosos mensajes y con precios de saldo. Tan sólo basta echar un vistazo a sus múltiples ofertas: copas a cuatro euros, cenas a seis, café a uno. A lo que hay que sumar sus horarios: de lunes a domingo, de 10 a 24 horas. En definitiva, todo tipo de alicientes para uno de los puntos más humildes de la capital, pero especialmente orgulloso de los resultados de su equipo, el Rayo, en La Liga. Así, mientras unos apuestan a su caballo ganador entre sorbo y sorbo, otros abandonan los salones con distintos cuadros de ludopatía. Sobrevolando estas bajadas a los infiernos, un mensaje deja tranquila la conciencia de quienes las promueven: "Juega con responsabilidad".
Lo mismo ocurre en Usera, Villaverde y Carabanchel que, junto con Puente de Vallecas, presentan los niveles de rentas más bajas de la ciudad. "Cuando la adicción esta plenamente desarrollada, afecta a todas las áreas vitales de la persona: laboral (faltas, retrasos, disminución en su rendimiento), familiar (ausencia física, falta de implicación, cambios de carácter), social (abandono de sus anteriores actividades de ocio y aislamiento para poder jugar) y personal (alteraciones del ánimo, irritabilidad, desesperación)", señala José Ramón López, psiquiatra del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Esta situación se remonta a hace 13 años: en la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que soñaba con Eurovegas, promulgó un decreto en 2006 que abría la veda a la apertura de este tipo de establecimientos; y, en 2011, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo reguló a nivel estatal. Tan sólo dos años después ya había más de 300 locales repartidos por toda la capital. Una cifra que, a día de hoy, triplica Codere a nivel nacional. Esta empresa, además de prestar su servicio de apuestas, financió investigaciones que avalasen el juego seguro.
Drogas y alcohol
"El juego acaba siendo el eje central de la vida del ludópata, pasando todo lo demás a un segundo plano", añade López. El retrato robot actualizado de este adicto en España es el de un hombre de 36 años y con trabajo que se inicia en el juego a los 19 años con las máquinas tragaperras. ¿El resultado? Casi 140.000 españoles son adictos al juego y alrededor de 7.000 reciben tratamiento.
En la mayoría de los casos se ha observado que la depresión puede ser considerada tanto el desencadenante como el resultado de esta dependencia. En uno y otro caso, la ansiedad es una constante debido a la activación fisiológica que produce el juego. Ambos factores predisponen a la persona a padecer hipertensión, úlcera gastroduodenal, dolores de cabeza, molestias estomacales… "Este estado conduce a los hombres a abusar del alcohol y otras drogas, mientras que en las mujeres predomina la depresión. Cuando los problemas empeoran, desarrollan una situación de desesperación que les lleva en ocasiones a contemplar la muerte como la única salida, lo que hace que la tasa de suicidio resulte tan elevada entre los ludópatas", señala Ángela Ibáñez, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
Las ganancias que mueve este negocio aumentan cada año y, mientras crecen los números, cambia el perfil del jugador medio, se disparan los casos de menores con ludopatía y cierran las tiendas de toda la vida. Esto es así porque se ha conseguido cambiar el "look" de este negocio y seducir a los más jóvenes. Antes, casinos, ruletas, tragaperras o cartas se atribuían a personas mayores, casposas, problemáticas, aisladas. En cambio, ahora, el negocio del azar se ha hecho un "lifting". "Tengo 22 años, soy jugador en rehabilitación, ni me escondo ni me avergüenzo. El juego me hizo contraer una deuda que no se puede saldar con dinero: los besos que te debo, mamá". Es uno de los mensajes que recibe a diario la cuenta de Twitter @ludopatar. Este perfil se ha convertido en una referencia para aquellas personas que están en proceso de desintoxicación. "Empecé a jugar hace casi 30 años. Mi casa de apuestas era cualquier bar con una máquina. Las luces del bingo eran como un imán. Y, finalmente, la publicidad del póker online acabó de hundirme", lamenta otro. Precisamente, dentro de su amplio menú, el plato estrella de estos comercios son las apuestas por internet. Según datos del Ministerio de Hacienda, en 2017 se jugaron en España 7.400 millones de euros únicamente en esta modalidad; una cifra que suma más de lo que el Estado dedica a Sanidad y a Educación juntas en los presupuestos para 2019.
Contagio mucho más rápido
"La ludopatía te hace elegir entre la esclavitud de un comportamiento enfermizo o poder tener un presente y un futuro. Raramente se presenta sola: más del 50% padece además otro tipo de trastorno", mantiene Augusto Zafra, responsable de la Unidad de Desintoxicación y Patología Dual del Hospital Vithas Aguas Vivas de Valencia. Según la "XII Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España" (Edades), elaborada por el Ministerio de Sanidad, en los últimos dos años se ha estabilizado el consumo de todas las drogas, excepto del tabaco y del cannabis. Aún así, el dato más alarmante se refiere al juego online, una de las grandes novedades del último "Plan de acción sobre adicciones 2018-2020": el 3,5% de la población de entre 15 y 64 años ha arriesgado dinero online al menos una vez en el último año. De esta forma, nuestro país se ha convertido en uno en los que más ha aumentado esta tendencia: un 0,9% de la población general presenta un problema de dependencia al juego a lo largo de la vida y hasta un 4,4% muestra conductas de riesgo. "La presencia de una baja autoestima, problemas con el control de los impulsos y trastornos del espectro obsesivo-compulsivo son dimensiones frecuentes que perpetúa la ludopatía en el individuo enfermo", subraya Zafra. Este fenómeno ya está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad. Sus consecuencias son alarmantes no sólo para la persona que lo padece, sino para su entorno familiar y profesional: absentismo laboral, disminución del rendimiento, migraña, insomnio o estrés.
La adicción en el juego virtual es mucho más rápida que en los de azar presenciales clásicos: el comportamiento patológico ha pasado de adoptarse en unos seis años a menos de uno, incluso en meses. "La combinación de todos los factores de riesgo en el adolescente, junto con la ausencia de otros protectores familiares, dan lugar a un perfil psicosociológico de elevada vulnerabilidad, propio de personas en riesgo de desarrollar todo tipo de problemas graves, entre los que se podrían destacar la adicción a internet, la conducta antisocial y la victimización online", alerta Irene Montiel, profesora de Criminología de la Universidad Abierta de Cataluña y experta en ciberpsicología. Así lo avalan diversos estudios publicados en "International Journal of Adolescente Medince and Health" e "International Journal of Mental Health and Adicction" que, al mismo tiempo, comparten la misma conclusión que el análisis desarrollado por la Universidad de Santiago de Compostela: estamos ante el granero del juego patológico.
Especialmente por el dato recogido en un estudio liderado por la Universidad de Valencia: el 8% de los jóvenes que juegan comenzaron a hacerlo a los 13 años. O incluso antes: la persona más joven atendida por la asociación Agalure tenía 11 años y había contraído una deuda de 1.900 euros, una cantidad que acumuló tras engancharse a los videojuegos compulsivamente y realizar compras a través de ellos. Para realizarlas, sólo necesitan una tarjeta de crédito y el DNI de un adulto, los dos únicos requisitos exigidos en España. Lo que se traduce en que todos estos menores utilizan identidades falsas para jugar en internet.
La primera casa de apuestas física en España fue abierta en Madrid, en 2008. Fue Victoria, propiedad de la británica William Hill y la española Codere, especializada hasta entonces en las máquinas de premio. Se ubicó junto al bingo Canoe, en el centro de la capital, y fue el preludio del caldo de cultivo que se ha fraguado hoy. A todo ello ha contribuido también el mundo del deporte y de la televisión. Los anuncios de apuestas bombardean hoy de forma constante la radio y la televisión: deportistas de élite y presentadores conocidos con sonrisa blanqueada, muchas luces y "jingle" estridente de fondo. Si lo anuncia un famoso, ¿cómo no va a ser verdad? "Aunque en las causas de la adicción deben actuar otros factores de riesgo individual, en el caso de la adolescencia se complica la situación. Ésta se distingue por ser una etapa del desarrollo caracterizada por la curiosidad, la búsqueda de novedad y una limitada consideración de las consecuencias negativas de las acciones que se llevan a cabo. Por eso y, especialmente, en chicos y en algunos tipos de juego, como las apuestas deportivas, resulta tan complicada la situación actual", concluye Susana Jiménez, coordinadora de la Unidad de Adicciones Comportamentales del Hospital Universitario Bellvitge de Barcelona, sobre una industria que, en otras cosas, es la responsables de crear a los "yonkis" del siglo XXI.
✕
Accede a tu cuenta para comentar